"Tras cada hombre viviente se encuentran treinta fantasmas, pues tal es la proporción numérica con que los muertos superan a los vivos. Desde el alba de los tiempos, aproximadamente cien mil millones de seres humanos han transitado por el planeta Tierra. Y es en verdad un número interesante, pues por curiosa coincidencia hay aproximadamente cien mil millones de estrellas en nuestro universo local, la Vía Láctea. Así, por cada hombre que jamás ha vivido, luce una estrella en ese Universo." Arthur C. Clarke

lunes, 6 de octubre de 2008

La llave tercera

Ya he comenzado la nueva andadura. Acabo de poner en marcha mi nuevo blog, La llave Tercera. Con esto, El Santo al Cielo cierra definitivamente sus puertas. Os espero en mi nueva casa, muy diferente a la actual.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Otros lares

Ya estoy de regreso de las vacaciones. Ya han quedado atrás. Y, como es habitual, regreso con las pilas cargadas y con ganas de novedades. Con mucho por publicar. Entradas como “Titán”, “¿qué nos hace humanos?”, “el límite de los sentidos”, “antes del big bang”, “¿dónde está el universo?” o “la materia consciente”, que me encantaría compartir con todos vosotros. Pero empezaré por el principio, porque debo una explicación.

La blogosfera en inmensa. Millones y millones de bitácoras de infinidad de temáticas, con infinidad de estilos y personalidades. Todo un universo de opiniones. Y enormemente dinámica. Cada mes que pasa cierran miles de blogs y abren muchos más. Muchos se agotan en unos meses, en unos años, pero nuevos surgen para reemplazarlos. Hace ya un tiempo que veo que el rincón de este mundo virtual en el que me instalé está ya casi moribundo. Quedan pocos de los que discutíamos y conversábamos a diario hace un año. Los blogs ya casi no sirven como lugar para compartir ideas y puntos de vista diferentes. Parece como si casi toda esta pequeña isla que visito hubiera caído en el maniqueismo más absoluto, así como en una autocomplacencia que raya el onanismo. Sobre todo, evidentemente, en lo político, valores, ética, social. Casi toda, no toda.

Por eso hace un tiempo que decidí explorar otros mares y descubrir otros continentes. Conocer nuevas bitácoras y páginas con nuevos puntos de vista, opiniones, algo que refresque un poco esas discusiones que ya echaba de menos. Y después de unas semanas explorando, tengo que decir que es casi imposible seguir asiduamente la cantidad de entradas interesantes que cada día se publican en multitud de magníficos blogs. Conservadores, socialistas, nacionalistas, derecha e izquierda (si es que podemos seguir definiendo así las tendencias políticas), católicos, ateos y agnósticos. También magníficos blogs de temática científica, o bitácoras más personales. Siempre desde el respeto, discutiendo distintos puntos de vista. Verdaderamente, lo echaba de menos.

Por todo ello, he decidido recoger todos mis bártulos y mudarme a otra casa. Adivagar se queda aquí, donde nació y se retira ahora para la blogosfera. Ahora dedicaré mi tiempo “virtual” en un nuevo blog en el que empezar de cero y en el que seguir enriqueciéndome gracias a la aportación de todos los habitantes del nuevo continente al que me mudo. Seguiré pasándome por aquí de vez en cuando, así como por las páginas que más he visitado durante todo este tiempo, que no son pocas. Pero estaré mucho más dedicado a ese nuevo yo virtual, que hoy por hoy me aporta mucho más. No penséis que es desprecio por lo que dejo aquí, ¡ni mucho menos!, es simplemente una etapa cumplida en el viaje y la necesidad de conocer nuevas tierras. Echaré de menos a muchos, pero la vida sigue...

Muchas gracias a todos por todos los comentarios que me habéis dejado en estos quince meses, y por todos los buenos ratos que hemos pasado, tanto en mi casa como en las vuestras. Ya solo me queda ponerme el anillo, desvanecerme, e iniciar la caminata hacia Rivendel. O, quizá mejor, hacia los Puertos Grises.

Un abrazo a todos.

martes, 5 de agosto de 2008

Vacaciones

Me toca. Unos días para descansar y relajarse en la ciudad más antigua de occidente. Os dejo unos vídeos para que os de un poquito de envidia... Saludos a todos y nos leeremos en Septiembre.



martes, 29 de julio de 2008

Más rápido que la luz

¿Puede algo viajar a una velocidad mayor que la de la luz? No, como todos sabemos por la Teoría de la Relatividad de Einstein. Pero, ¿hay realmente algo que viaje a una velocidad mayor que la de la luz? Sí, conocemos por lo menos dos fenómenos que superan este límite. En uno están implicadas pequeñas moléculas ionizadas y en el segundo galaxias enteras. Entonces, ¿la teoría de la relatividad es errónea? No, todo tiene su explicación. Empecemos por el principio.

Nuestra historia comienza el 4 de Julio de 1961 en un submarino nuclear soviético, el tristemente célebre K-19. Ese día, los sensores detectaron que la presión en las tuberías de refrigeración del núcleo era cero. Una rotura en esas tuberías había dejado el núcleo sin refrigeración, lo que provocaría una reacción en cadena en pocas horas. Teniendo en cuenta que el submarino portaba tres misiles con cabeza nuclear, la situación era realmente dramática. Efectivamente, el reactor nuclear que alimentaba al submarino comenzó a calentarse peligrosamente, al tiempo que los niveles de radiación aumentaban. Pronto fue evidente que no quedaba más remedio que entrar en el reactor y sustituir la tubería rota por una nueva. Finalmente ocho marinos se presentaron voluntarios para dicho trabajo suicida y penetraron en el reactor. El ambiente en su interior era surrealista. Una temperatura elevadísima, inmersos en una atmósfera verde limón y en una estancia encharcada por un agua que emitía un fantasmagórico resplandor azul. Los voluntarios realizaron su trabajo y fallecieron a las pocas horas por efecto de la enorme radiación. Gracias a ellos el submarino sobrevivió lo suficiente como para llegar a dique seco y ser reparado, aunque la mayoría de la tripulación moriría en los meses y años siguientes de enfermedades relacionadas directamente con la radiación recibida.

Y os preguntaréis, ¿qué tiene esto que ver con la velocidad de la luz? Pues ese “fantasmagórico resplandor azul” del agua derramada del reactor. El llamado “Efecto Cherenkov”. Por efecto de la radiación las partículas ionizadas del agua aumentan su velocidad. Al sobrepasar la velocidad de la luz en el medio acuoso, se produce una onda de choque similar a la que se produce cuando un caza sobrepasa la velocidad del sonido. En un caso es un estallido sonoro y en otro un estallido lumínico, dependiendo del tipo de onda de la que se trate. La clave está en el medio en el que sucede este fenómeno. La teoría de la relatividad nos dice que la máxima velocidad a la que puede desplazarse un cuerpo en nuestro universo es la velocidad de la luz EN EL VACÍO. Pero la velocidad de la luz en el agua es menor que en el vacío, por lo que puede ser superada por determinadas partículas, produciendo ese sorprendente efecto Cherenkov, esa luz azulada.

El segundo caso es más complejo, pues no afecta a una simple molécula, si no a galaxias completas. Midiendo la velocidad de las galaxias mediante el efecto doppler se ha comprobado que hay galaxias enteras que se están alejando de nosotros a una velocidad mayor de la de la luz. ¿Cómo es esto posible? Sabemos, gracias al gran astrónomo Edwin Hubble, que el universo está en expansión. Miremos hacia donde miremos, el universo se expande. No quiere esto decir que se expanda en sus fronteras, que se esté creando nuevo espacio en los límites del universo, sino que el espacio está creciendo en todas partes, como la superficie de un globo que se hincha. El espacio que hay entre tú y yo se expande, el espacio que hay entre Cádiz y Pontevedra se expande, el espacio que hay entre la Tierra y Júpiter se expande. Así, esas galaxias se desplazan a una determinada velocidad, inferior a la de la luz. Pero el gigantesco, descomunal espacio que nos separa de ellas está expandiéndose, está creciendo. El resultado es que la galaxia se aleja de nosotros a una velocidad superior a la de la luz. Pero no porque se desplace más de 300.000 kilómetros por segundo, si no porque el espacio entre ella y nosotros crece en más de 300.000 kilómetros cada segundo. Recomiendo la lectura de este magnífico artículo para comprender mejor el Big Bang y la expansión del universo, pues es una historia realmente fascinante.

Como dice ese mismo artículo, “la expansión del universo puede ser el hecho más importante que el Hombre haya descubierto jamás acerca de nuestros orígenes. Usted no estaría leyendo este Zapping si el universo no se expandiera. Los seres humanos jamás habríamos existido. Objetos pequeños y fríos como las formas orgánicas y los planetas de tipo terrestre no habrían cobrado existencia si el universo, formado en una gran y caliente explosión, no se hubiese expandido y enfriado. La formación de todas las estructuras del universo, desde las galaxias y estrellas hasta los planetas y los artículos de divulgación han dependido de la expansión para llegar a ser”.

jueves, 24 de julio de 2008

Aunque vivamos mil años

La tarde empezaba a caer. Decidió que no debería demorarse más y reemprendió el regreso. Echó un último vistazo al corte del tobillo. Tenía un aspecto realmente desagradable, y cualquier roce le producía un dolor frío. Ignoraba completamente que la ribera del pequeño arroyuelo estaba repleta de la solución para su dolencia, la sabia de un arbusto debidamente mezclada con el agua fresca del pequeño río. Si hubiera conocido esa sencilla cura, posiblemente habría vivido varios años más.

Inició el regreso a la cueva en la que había pasado casi toda su vida, y donde esperaban todos los suyos. El camino de regreso era sencillo, no demasiado escarpado y con una senda ya abierta por los pasos de decenas de generaciones que realizaron antes el mismo camino una y otra vez, aunque rara vez en solitario. En el pequeño claro cercano a las grandes rocas de pedernal florecían ya esas peculiares flores blancas. Sabía que eran comestibles, que daban un matiz exquisito a la carne hervida. Pero no tenía la más remota idea de que en sus raíces escondía la curación de esa maldita dolencia que estaba diezmando a su clan, y que ya se había llevado a su padre y dos hermanos.

A los pocos minutos llegó a la playa. Ya le quedaba poco trayecto, y el sol aun estaba unos dedos por encima del horizonte. Se detuvo a descansar el tobillo, que le palpitaba dolorosamente. Se tumbó en la arena. Era agradable la sensación que esa cama aportaba a esa hora, con el cielo tiñéndose ligeramente de rojo y la brisa refrescando el calor primaveral. Cogió un pequeño puñado y observó como se le escapaba entre los dedos. No podía imaginar que esa arena contenía todo el silicio que sus descendientes necesitarían para fabricar ordenadores y demás equipos electrónicos. Ni que gracias a ellos la vida se alargaría hasta hacer coincidir a cuatro o cinco generaciones bajo el mismo techo. O que el mundo sería tan pequeño como para rodearlo en unas horas.

Tampoco sabía que a pocos metros bajo su cabeza se escondía una roca que se derretía con el fuego, con la que podría fabricar mejores herramientas para la caza, para el trabajo. Metales que harían volar a sus descendientes. Ni que en esa frondosa vegetación se escondía el secreto de la cultura escrita, el papel, mediante un simple tratamiento de uno de los materiales que componen los troncos de los árboles.

Después del pequeño descanso se encaminó hacia el asentamiento. Rezó a los dioses para que en estos cuatro días no hubieran sufrido el ataque de ningún depredador, ni hubiera enfermado nadie más. A cientos de metros bajo sus pies descansaba, tras millones de años de lenta formación, una inmensa balsa de material orgánico, hidrocarburos. Pero él lo ignoraba, como ignoraba que con esa negra sustancia aceitosa, junto con la arena de la playa y algunos materiales más que podía encontrar en el bosque, sus descendientes fabricarían teléfonos para comunicarse. No le quedaba más remedio que rezar mientras se acercaba a su grupo, que ya salía a darle la bienvenida.

Esa noche durmió a gusto, tranquilo, en un mundo virgen, bajo un cielo limpio, envuelto en el ruido de la naturaleza, cerca del crepitar del fuego. No le quedaban muchas noches antes de volver a la tierra, no en vano había vivido ya más que la mayoría, y el sol y las noches a la intemperie habían curtido un cuerpo muy castigado ya tras casi 25 inviernos. En sus sueños no hay edificios, no hay asfalto ni coches. No hay aviones, ni ordenadores ni móviles. No hay televisiones, ni políticos, ni deportistas. Solo hay verdor, un inmenso mar, vegetación espesa y la fría y dura roca sobre la que descansa. Hay animales y frutos para su sustento, y la promesa del agua por llegar en las nubes que comienzan a arañar ese intenso azul. Le atemoriza el hambre, la sed, la terrible enfermedad que les golpea una y otra vez. Le atemorizan esos enormes felinos anaranjados, y los gigantescos osos. Le da terror pensar en el futuro parto de su mujer, pues había visto morir a varias en tan dificultoso trance. Ignora que a su alrededor tiene toda la materia prima para una vida mucho más cómoda, para una vida mucho más larga, una vida de menos sufrimiento. Pero la vida es ese misterio que está viviendo, esa experiencia única en tu entorno. Ni más ni menos vida.

Nosotros hemos cambiado esa naturaleza que supone nuestro entorno, nuestro nicho ecológico, por una vida en una sociedad que jamás duerme, rodeados de ruido, de tensiones, de competitividad. Vivimos más que ellos, tenemos más comodidades que ellos, sufrimos menos que ellos, y la felicidad y la paz individual siguen igual de lejos que entonces. A nuestro alrededor, bajo nuestros pies, en nuestros parques, en las orillas de los mares, se encuentra la materia prima de todos los descubrimientos por llegar, de todos los avances que conquistará este pequeño primate. Quizá la cura del cáncer estuviera en ese pequeño reptil al borde de la extinción. Quizá la fuente de energía del futuro esté en ese inmenso mar y aun lo ignoremos. Y, consigamos lo que consigamos, seguiremos paseándonos por este ratillo con el desconcierto y la desazón de no saber qué hacemos aquí y qué sentido tiene todo este absurdo y desproporcionado escenario en el que nos encontramos. Aunque vivamos mil años.

miércoles, 16 de julio de 2008

Grandes líneas

Durante gran parte de los siglos XIX y XX el ferrocarril fue el principal elemento vertebrador de numerosos estados. Las líneas férreas eran las grandes infraestructuras de la época, llegaban a casi cada rincón del mundo y mejoraron enormemente la comunicación entre las grandes ciudades y, sobre todo, entre el mundo rural y el urbano. Hoy en día esa red ha desaparecido y únicamente se mantienen las vías que comunican los grandes núcleos poblacionales y las medias-largas distancias. El tren ha dejado de ser ese elemento globalizador de la época industrial.

Pero nos ha dejado un legado digno de admiración. Las soluciones de ingeniería que se dieron entonces a la orografía estaba limitada por los materiales de los que se disponía. No podían construir los enormes viaductos de hormigón y acero a los que estamos ahora habituados, ni disponían de tuneladoras para horadar una montaña. En su lugar debían sortear las dificultades con túneles excavados a “pico y pala” y con puentes de piedra con majestuosos arcos. Métodos empleados desde hacía dos mil años mejorados con las técnicas de finales del siglo XIX o principios del XX.

El resultado eran líneas férreas sinuosas, lentas, que ascendían cordilleras aprovechando las laderas y pasos naturales con alguna maravillosa obra de ingeniería aquí y allá, integradas de modo admirable en el paisaje, escondidas a los ojos de la mayoría. Como una vieja carretera de montaña, incómoda, peligrosa, pero de una belleza de la que carecen las autopistas. Hoy en día muchas de esas líneas se han reconvertido en viajes turísticos, en trenes “con encanto” que recorren parajes naturales espectaculares en lentos viajes para disfrutar de la naturaleza. A otras se les han quitado los carriles, el balasto, y se ha dejado la plataforma para convertirlas en caminos de senderismo. El resultado lo podemos ver en imágenes tan espectaculares como las que os muestro a continuación.

Estas primeras corresponden a la línea Shimla-Kalka, en la India, en las estribaciones del Himalaya. Se trata de un trazado abrupto y sinuoso, con escarpadas laderas, construido a principios del siglo XX. Esta línea acaba de ser declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco, en la categoría de Sitio Cultural.




Las siguientes son de la línea de Semmering, en Austria. Se trata de un ferrocarril de montaña con un espectacular trazado jalonado de impresionantes viaductos. También ha sido declarado patrimonio de la humanidad.



A continuación, unas fotos de las líneas de ferrocarril de Albula y Bernina, en el cantón suizo de Los Grisones. Estas líneas han sido incluidas como patrimonio de la humanidad, en este caso dentro de la categoría de Paisajes Naturales. Entre ambas suman 128 kilómetros con más de 200 puentes y decenas de túneles a través de unos parajes montañosos de gran belleza.






Por último, dejo alguna foto más de otras líneas férreas interesantes, situadas unas en Estados Unidos y otras en los Andes.




Esta última foto es de cosecha propia. La saqué en el pueblo de Nueva, cerca de Llanes, Asturias, durante unas pruebas de equipos de protección de tren que realizamos hace unos meses. Se trata de una vía de FEVE, vía estrecha, por la que pasa el tren transcantábrico, una joya turística de nuestra industria ferroviaria.

martes, 8 de julio de 2008

Bodies, The Exhibition

Este fin de semana he podido ir, ¡por fin!, a la exposición “Bodies, The Exhibition”, en Madrid. Se trata de una exposición de anatomía humana realizada con cuerpos reales. No es aconsejable para gente especialmente impresionable, pero hay que decir que tiene una función didáctica realmente enorme.

En la exposición se realizada un recorrido por todos los órganos y sistemas del cuerpo humano, comenzando por el sistema musculoesquelético, el sistema nervioso y el circulatorio, pasando por el digestivo, el respiratorio, por todos los órganos internos y terminando con una exposición de fetos y embriones de distintas semanas de gestación, con los que podemos comprobar con facilidad el desarrollo y, sobre todo, la indudable humanidad de un feto de pocas semanas de gestación. Podemos verlo con nuestros propios ojos.

Todas las partes del cuerpo humano pueden ser contempladas, a la vez que nos explican la interacción de ese órgano en particular con el resto del cuerpo. La exposición cuenta también con varios cuerpos completos en diferentes posiciones, con los que podemos observar la complejidad de la musculatura o la kilométrica y densa red nerviosa que nos recorre. En resumen, contemplar y comprender mejor las sorprendentes soluciones con las que la naturaleza ha resuelto toda la problemática logística para mantener un conjunto de miles de millones de seres vivos independientes como un único espécimen humano. Una complejidad asombrosa y realmente increíble.

Especialmente interesante me pareció la sala dedicada al cerebro y el sistema nervioso, donde, en definitiva, reside nuestra conciencia. Toda la exposición está además muy bien explicada, cada vitrina, cada órgano, cada sistema. Explica su funcionamiento y da datos y curiosidades que hacen la visita amena y enormemente didáctica. Una exposición muy aconsejable para aprender un poco mejor esa maravillosa máquina biológica que es un ser humano. En la propia página de la exposición se explica el proceso seguido para la obtención y la conservación de los cuerpos, así como el respeto con el que se han tratado todos ellos. Esta exposición puede visitarse únicamente en Madrid y Barcelona, y finaliza este próximo fin de semana, el 13 de Julio.

miércoles, 25 de junio de 2008

Manifiesto por la lengua común

Estoy completamente de acuerdo con el manifiesto por la lengua común impulsado por diversos intelectuales, políticos y periodistas y avalado por el periódico El Mundo. Ya iba siendo hora de que alguien dijera bien alto y claro tantas obviedades que, sistemáticamente, se incumplen en diversos lugares del estado español. Puro sentido común, tan difícil de encontrar en estos días. Dejo aquí copiado dicho manifiesto íntegro, el cual suscribo letra a letra y al cual ya me he adherido:

Desde hace algunos años hay crecientes razones para preocuparse en nuestro país por la situación institucional de la lengua castellana, la única lengua juntamente oficial y común de todos los ciudadanos españoles. Desde luego, no se trata de una desazón meramente cultural –nuestro idioma goza de una pujanza envidiable y creciente en el mundo entero, sólo superada por el chino y el inglés- sino de una inquietud estrictamente política: se refiere a su papel como lengua principal de comunicación democrática en este país, así como de los derechos educativos y cívicos de quienes la tienen como lengua materna o la eligen con todo derecho como vehículo preferente de expresión, comprensión y comunicación.

Como punto de partida, establezcamos una serie de premisas:

1) Todas las lenguas oficiales en el Estado son igualmente españolas y merecedoras de protección institucional como patrimonio compartido, pero sólo una de ellas es común a todos, oficial en todo el territorio nacional y por tanto sólo una de ellas –el castellano- goza del deber constitucional de ser conocida y de la presunción consecuente de que todos la conocen. Es decir, hay una asimetría entre las lenguas españolas oficiales, lo cual no implica injusticia (?) de ningún tipo porque en España hay diversas realidades culturales pero sólo una de ellas es universalmente oficial en nuestro Estado democrático. Y contar con una lengua política común es una enorme riqueza para la democracia, aún más si se trata de una lengua de tanto arraigo histórico en todo el país y de tanta vigencia en el mundo entero como el castellano.

2) Son los ciudadanos quienes tienen derechos lingüisticos, no los territorios ni mucho menos las lenguas mismas. O sea: los ciudadanos que hablan cualquiera de las lenguas co-oficiales tienen derecho a recibir educación y ser atendidos por la administración en ella, pero las lenguas no tienen el derecho de conseguir coactivamente hablantes ni a imponerse como prioritarias en educación, información, rotulación, instituciones, etc… en detrimento del castellano (y mucho menos se puede llamar a semejante atropello “normalización lingüística”).

3) En las comunidades bilingües es un deseo encomiable aspirar a que todos los ciudadanos lleguen a conocer bien la lengua co-oficial, junto a la obligación de conocer la común del país (que también es la común dentro de esa comunidad, no lo olvidemos). Pero tal aspiración puede ser solamente estimulada, no impuesta. Es lógico suponer que siempre habrá muchos ciudadanos que prefieran desarrollar su vida cotidiana y profesional en castellano, conociendo sólo de la lengua autonómica lo suficiente para convivir cortésmente con los demás y disfrutar en lo posible de las manifestaciones culturales en ella. Que ciertas autoridades autonómicas anhelen como ideal lograr un máximo techo competencial bilingüe no justifica decretar la lengua autonómica como vehículo exclusivo ni primordial de educación o de relaciones con la administración pública. Conviene recordar que este tipo de imposiciones abusivas daña especialmente las posibilidades laborales o sociales de los más desfavorecidos, recortando sus alternativas y su movilidad.

4) Ciertamente, el artículo tercero, apartado 3, de la Constitución establece que “las distintas modalidades lingüísticas de España son un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección”. Nada cabe objetar a esta disposición tan generosa como justa, proclamada para acabar con las prohibiciones y restricciones que padecían esas lenguas. Cumplido sobradamente hoy tal objetivo, sería un fraude constitucional y una auténtica felonía utilizar tal artículo para justificar la discriminación, marginación o minusvaloración de los ciudadanos monolingües en castellano en alguna de las formas antes indicadas.

Por consiguiente los abajo firmantes solicitamos del Parlamento español una normativa legal del rango adecuado (que en su caso puede exigir una modificación constitucional y de algunos estatutos autonómicos) para fijar inequívocamente los siguientes puntos:

1) La lengua castellana es común y oficial a todo el territorio nacional, siendo la única cuya comprensión puede serle supuesta a cualquier efecto a todos los ciudadanos españoles.

2) Todos los ciudadanos que lo deseen tienen derecho a ser educados en lengua castellana, sea cual fuere su lengua materna. Las lenguas cooficiales autonómicas deben figurar en los planes de estudio de sus respectivas comunidades en diversos grados de oferta, pero nunca como lengua vehicular exclusiva. En cualquier caso, siempre debe quedar garantizado a todos los alumnos el conocimiento final de la lengua común.

3) En las autonomías bilingües, cualquier ciudadano español tiene derecho a ser atendido institucionalmente en las dos lenguas oficiales. Lo cual implica que en los centros oficiales habrá siempre personal capacitado para ello, no que todo funcionario deba tener tal capacitación. En locales y negocios públicos no oficiales, la relación con la clientela en una o ambas lenguas será discrecional.

4) La rotulación de los edificios oficiales y de las vías públicas, las comunicaciones administrativas, la información a la ciudadanía, etc…en dichas comunidades (o en sus zonas calificadas de bilingües) es recomendable que sean bilingües pero en todo caso nunca podrán expresarse únicamente en la lengua autonómica.

5) Los representantes políticos, tanto de la administración central como de las autonómicas, utilizarán habitualmente en sus funciones institucionales de alcance estatal la lengua castellana lo mismo dentro de España que en el extranjero, salvo en determinadas ocasiones características. En los parlamentos autonómicos bilingües podrán emplear indistintamente, como es natural, cualquiera de las dos lenguas oficiales.

Firmas (orden alfabético): Mario Vargas Llosa, José Antonio de la Marina, Aurelio Arteta, Félix de Azúa, Albert Boadella, Carlos Castilla del Pino, Luis Alberto de Cuenca, Arcadi Espada, Alberto González Troyano, Antonio Lastra, Carmen Iglesias, Carlos Martínez Gorriarán, Jose Luis Pardo, Alvaro Pombo, Ramón Rodríguez, Jose Mª Ruiz Soroa, Fernando Savater

jueves, 19 de junio de 2008

Alta definición

Creo que este chiste gráfico (de gadgetoblog de elmundo.es) define muy bien la evolución de la televisión en los últimos tiempos. Es más, yo creo que el segundo cubo debería estar bastante más lleno, visto lo visto.


domingo, 15 de junio de 2008

Un año de vida

El ser humano es extraordinario. La mente humana es algo realmente maravilloso. La conciencia. Y el despertar de esa mente es una aventura conmovedora y sorprendente. Nacemos completamente indefensos, castigo de la evolución natural al desarrollo único de nuestro cerebro. El bipedismo redujo mucho el canal del parto de nuestra especie, y el aumento de la capacidad craneal quedó limitado por ese estrecho túnel por el que nacemos a la vida. Pero la conciencia se abrió paso ante las adversidades. El ser humano evolucionó de modo que nuestro cerebro, nuestra mente, nuestra conciencia, se desarrollan de modo vertiginoso después del nacimiento. Nuestro cráneo no ha terminado de formarse, es sorprendentemente maleable, para poder ajustarse a ese estrecho camino durante el nacimiento. Y permite un desarrollo vertiginoso de nuestro cerebro.

Al nacer, un ser humano está completamente indefenso. No somos capaces de andar a los pocos minutos, como la mayoría de los mamíferos. No somos capaces de controlar ni un solo músculo de nuestro cuerpo. Estamos al amparo de nuestros reflejos e instintos innatos, grabados en los genes, y de un entorno social nacido precisamente para dar la protección necesaria a nuestras crías. Ese es el principal motivo por el que el ser humano es una animal social. Por la supervivencia de nuestras crías y, por lo tanto, de nuestros genes y especie. Algunos de esos reflejos son vestigios de nuestros antepasados. Todos conocemos el reflejo de moro, por ejemplo, mediante el cual un recién nacido que se incline más de 30º extenderá los brazos hacia los lados para juntarlos y apretar los puños después. O el reflejo de andar de un recién nacido.

En el primer mes de vida descubrimos ya el poder del llanto, nuestro único medio de comunicación, y lo usamos para cubrir nuestras necesidades primarias. Pero como dije, somos animales sociales, y pronto aprendemos el poder de estas relaciones. Antes de cumplir el segundo mes de vida, somos capaces de sonreír, y sonreímos casi a cualquier rostro que se interponga en nuestro campo visual. Poco a poco, día a día, muy lentamente, una ligera conciencia va despertando, asombrándose de todo lo que descubre a su alrededor. Todo un nuevo mundo para él solo, lleno de estímulos. A los tres meses descubrimos que un par de objetos se cruzan constantemente en nuestro campo visual: nuestras manos. Y durante unas semanas será nuestro principal juguete. Empezamos a aprender quienes son nuestros cuidadores, nuestra manada, y nos alegramos cuando vemos un rostro conocido.

A base de ensayo y error nuestra mente está aprendiendo ya a controlar una serie de músculos, y empezamos ya a poder agarrar algo que nos pongan en nuestra mano. Esto es un estímulo enorme para nuestro cerebro, que no cesará de ensayar, ensayar y ensayar. Nos pasamos el día jugando con cualquier objeto que podamos coger. Nos asustan los ruidos fuertes y nos tranquilizan las voces conocidas. Y poco a poco vamos despertando. Ya contamos con un entorno social en el que sentirnos protegidos. Ya no tememos a la desatención. Y nuestra musculatura va lentamente fortaleciéndose, lo que nos permite por fin levantar y mantener la cabeza y extender los brazos. Nuestro campo de acción aumenta, y con él los estímulos. Pronto seremos capaces de desplazarnos hacia los objetos que nos llaman la atención, nuestro mundo crecerá e iremos descubriendo todo un universo de texturas, sabores, olores. Queremos experimentarlo todo, conocerlo todo, aprender a vivir.

Con apenas diez meses somos capaces de hacer algo que muy pocas especies animales han conseguido, reconocerse en un espejo. Esto requiere un nivel de conciencia mucho más elevado de lo que pensamos, y es algo reservado únicamente a las especies con un cerebro más desarrollado. Y acabamos de empezar a vivir. Pronto nos incorporaremos y nos desplazaremos utilizando todos los apoyos que estén a nuestro alcance, acercándonos aun más un mundo fascinante.

Y en torno al primer año de vida, echamos nuestro primeros pasos. Nos lanzamos al descubrimiento de este mundo que nos regalan. En solo doce meses, el mágico despertar de una conciencia que se lanza a la vida con la fuerza de un niño, una nueva mente que se maravillará con todo lo que la vida nos tiene reservado. En solo doce meses, toda una personalidad, unos sentimientos, una mente, una conciencia, una vida.

Hoy, este blog cumple un año.

viernes, 23 de mayo de 2008

Phoenix

El próximo domingo, 25 de mayo, es uno de esos días marcados en el calendario de cualquier amante de la astronomía. Un día esperado durante largos años. Este domingo la sonda espacial Phoenix llegará puntual a su encuentro con el planeta Marte, después de haber recorrido 260 millones de kilómetros durante nueve meses. Esta sonda, Phoenix, fue programada y diseñada a partir de dos sondas anteriores, la malograda Mars Polar Lander, que se estrelló contra la superficie marciana en 1.999, y la suspendida Mars Surveyor Lander. A ello debe su nombre.

Llegará este domingo el momento más delicado y comprometido de la misión, el frenado y la toma de tierra. Podéis haceros una idea de lo realmente complicado que es llevar una sonda de un planeta a otro dando este “paseo por el universo”. Sus últimos compañeros, los rovers marcianos Spirit y Oppotunity, que hace más de dos años que recorren la superficie del planeta rojo, hicieron la última etapa de su viaje, el aterrizaje, empleando enormes airbags que amortiguaron el golpe contra la superficie del planeta. Rebotaron varias veces, rodaron sobre esos enormes airbags, hasta que finalmente se detuvieron, desinflaron esos airbags y nacieron al cielo rojo de Marte. Pero esta vez será diferente. La sonda Phoenix es enorme, con una envergadura de más de cinco metros y un peso de 705Kg (350Kg sin su etapa de crucero). Estas dimensiones hacen imposible el uso de airbags, por lo que la sonda frenará mediante retrocohetes que se activarán a poca distancia de la superficie, haciendo que la toma de contacto con el oxidado suelo se realice a unos “suaves” 2,4 metros por segundo. Si todo sale según lo previsto, Phoenix descenderá hasta el suelo marciano, a 68 grados de latitud Norte, en las planicies de una región llamada Vastitas Borealis.

Es una operación enormemente delicada que debe ser realizada íntegramente de modo automático, sin la menor ayuda de los controladores de la Tierra, ya que todos, incluidos los técnicos de la NASA, la veremos en diferido. El motivo es la enorme distancia que nos separa de nuestro planeta vecino, entre 78 y 378 millones de kilómetros (la distancia varía en función de la posición de cada planeta dentro de su órbita). La señal enviada por la sonda tardará más de 15 minutos en llegar a la Tierra. Por no hablar de la imposibilidad de las comunicaciones cuando la nave quede envuelta en una nube de plasma por el rozamiento durante su entrada en la tenue atmósfera marciana. Esperaremos esos 15 minutos con ansiedad, con la esperanza de que Phoenix aterrice sin problemas y pueda iniciar su importantísima misión científica.

Más del 50% de los aterrizajes en Marte han fracasado, lo que nos da una idea de la dificultad de la operación. Esperemos que en esta ocasión esa estadística disminuya y podamos maravillarnos con la información que la sonda Phoenix nos enviará de su misión científica en el planeta rojo.

Aquí tenéis una detallada descripción de las características de la sonda, de todos los instrumentos científicos que porta y de los objetivos de la misión.

martes, 20 de mayo de 2008

Vida, naturaleza y panspermia

La vida no se acaba con el hombre. Con nuestra visión antropocéntrica es difícil darse cuento del lugar que ocupamos en el infinito de la Creación, en ese vasto sembrado de vida que es el universo. La Tierra tiene unos 4.500.000.000 años (¡cuatro mil quinientos millones de años!), y durante casi toda su existencia ha rebosado vida, principalmente en los últimos 500.000.000 años, cuando aparecieron y proliferaron casi todas las ramas de la vida que conocemos. En todo ese tiempo, inconcebible para nuestra mente, han aparecido y desaparecido millones de especies, la mayoría de ellas sin dejar el más mínimo rastro de su paso por la historia de la vida. Se estima que se han extinguido más del 99,999% de las especies que alguna vez han habitado la Tierra. Luego desconocemos la práctica totalidad de la vida en este nuestro planeta. La Tierra ha conocido épocas mucho más extremas para la vida que ésta. Épocas en las que el oxígeno estaba ausente en la atmósfera, épocas con una temperatura media muy superior a la actual, y también épocas en las que era prácticamente una bola de nieve. Y entonces la vida también proliferó.

Ahora el futuro de la vida humana se encuentra amenazado por nuestras propias acciones. Hemos esquilmado los mares, arrasado los bosques, contaminado la atmósfera. Hemos roto ese delicado equilibrio de nuestra era en apenas siglo y medio. Los niveles de plomo en la atmósfera tardarán milenios en volver a los de la época preindustrial. Los niveles de CO y ozono superficial son los más altos de nuestra historia. El CO2 crece a un ritmo por el que en unos siglos llegará al nivel existente en el cretácico, cuando los dinosaurios dominaban la Tierra, una Tierra entonces con una atmósfera mucho más rica en oxígeno. La superficie cubierta por bosques, selvas, o pluviselvas tropicales es un débil reflejo del pasado. No hace mucho leí que hemos asfaltado ya el 1% de la superficie del planeta. Estamos destruyendo nuestro entorno natural a un ritmo desenfrenado.

Pero la vida sobre la Tierra no se encuentra, ni mucho menos, amenazada. Si algo define la vida es su capacidad para adaptarse, su capacidad para expandirse, para cruzar fronteras y saltar barreras. La vida se multiplica y adapta en condiciones que nos parecerían imposibles. No se le pueden poner barreras, pues la hemos visto ya infinidad de veces proliferar en ambientes terriblemente hostiles. La vida se abre camino. Es posible que nuestros desmanes terminen con nuestra existencia como especie, es posible que provoquemos extinciones masivas tan duras como las acaecidas cuando la Tierra era bastante más joven. Pero la vida seguirá floreciendo en esta mota de polvo. La vida nos dejará atrás, pasaremos a formar un capítulo cerrado de la interminable historia de materia mágicamente animada. Nos llevaremos muchas otras especies con nosotros, pero no tenemos capacidad para acabar con la vida. Aunque nos lo propusiéramos, seríamos incapaces de limitarla.

Aparecerán bacterias que se alimenten de los materiales radiactivos que estamos extrayendo y enriqueciendo, aparecerán nuevas plantas que resquebrajarán nuestro asfalto y hormigón, musgos que convertirán nuestras estatuas de cobre en polvo, microorganismos que descompondrán nuestros plásticos, animales adaptados al mundo que dejemos en nuestra ausencia. Formas de vida inimaginables que volverán a cubrir un planeta más cálido que el que habitamos actualmente.

Y la historia de la vida continuará durante miles de millones de años. Se ocultará bajo la superficie a medida que el sol vaya madurando y eleve la temperatura decenas de grados, quizá continúe existiendo cuando nuestra estrella se hinche y expanda, convirtiéndose en una gigante roja. Quizá entonces despedace la Tierra, y esparza nuestras cenizas por el universo, escondiendo en ellas aminoácidos y numerosa materia orgánica que tras cientos de años de viaje regará las estrellas cercanas, sembrará los planetas cercanos con nuestros restos, con las semillas para nuevas formas de vida, que evolucionarán y proliferarán bajo cielos extraños. Quizá así llegó la vida a nuestro planeta, procedente de las estrellas, de las cenizas de paraísos perdidos por siempre bajo la tiránica línea del tiempo. Este universo parece hecho expresamente para la vida, para la vida eterna.

jueves, 15 de mayo de 2008

Solo queda la ausencia

Después de la ira y el dolor, solo queda la ausencia. Sumergiéndome en esos mares de opinión y reflexiones, en los que cada blog no es más que una gota en el océano, me he topado con unos versos publicados en una de esas bitácoras. Los encontré en el blog Evocación de la Gloria, de Miguel Novo. El autor es el propio dueño de la bitácora, un magnífico y anónimo poeta gaditano. Robándolas de su sentido original para prestárselas a la familia de José Manuel Piñuel y a todas las víctimas del terrorismo.

“Promesas de tantas primaveras que se fueron, que aún perduran tras el manto de la Virgen, tras la cruz del Señor, con el alma tan descalza como los pies, con los ojos disfrazando la pena de no poder verle la cara. Promesas que resucitan cada año, que nunca se olvidan, porque se grabaron a fuego una noche de primavera en los silencios del corazón. Pero, en primavera, tampoco hay silencios porque no existe la muerte.”
Miguel Novo.

martes, 13 de mayo de 2008

Antes de hacer las maletas

Para muchos, Antonio Martínez Ares es uno de los grandes poetas vivos en lengua castellana. Yo no tengo dudas de que así es, aunque el ámbito en el que muestra sus letras, el carnaval, le resta notoriedad. Dejo aquí un pasodoble suyo, de su comparsa de 1.997, “El Vapor”. En este caso dedicado a su madre. Prestar atención a la letra porque es sublime, el que no se emocione con ella es que no tiene alma.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Cánticos de la lejana Tierra

Este es el título de una, para mí, magnífica novela de ciencia ficción de Arthur C. Clarke. Una novela que rezuma romanticismo ante la inmensidad del cosmos y los misterios de la vida humana.

Por lo que sabemos, el universo es, a nuestra escala, prácticamente infinito. Solo nuestra galaxia tiene cientos de miles de millones de estrellas. Cientos de miles de millones. Y nuestra galaxia es simplemente una entre cientos de miles de millones de ellas. Cientos de miles de millones. Y esto solo es lo que sabemos. Podrían existir también cientos de miles de millones de universos aislados. O que el nuestro tenga una extensión cientos de miles de millones de veces mayor de lo que hasta ahora creemos, dependiendo de la velocidad de expansión durante el periodo de inflación que siguió al Big Bang. Lo mismo podemos decir del tiempo. Han pasado unos 14.000 millones de años desde el instante de la Creación. Y queda por delante toda una eternidad. Son unas dimensiones absolutamente inabarcables, por lo que decir que nuestro planeta es una pequeña mota perdida en la inmensidad es ser enormemente generoso para con nuestro mundo.

Pero no todo es insignificancia en este rincón del cosmos. Aquí ha florecido no solo la vida, si no algo mucho más valioso, la conciencia. Y con ella la tecnología que nos hará perdurar hasta que la última estrella se apague, hasta que el universo se diluya completamente o vuelva a replegarse en un inmenso Big Crunch. No hace mucho escuché hablar de un concepto de esos que hacen que la astronomía destile romanticismo y melancolía, la radiosfera. Se trata del espacio hasta donde han llegado las ondas de radio que la humanidad ha emitido, desde que éstas empezaron a inicios del siglo XX. Si mal no recuerdo, la primera emisión de video con potencia suficiente como para superar la atmósfera y que salió de la Tierra rumbo a la eternidad fue la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Berlín de 1.936, un alegato de Hitler sobre la raza aria y el nazismo. No fue una buena tarjeta de presentación. Desde entonces, millones de señales han partido desde este pequeño planeta rumbo a todo el universo. Todas estas señales han llegado ya, debilitadas, a cientos de nuestras estrellas vecinas, a cientos de planetas extrasolares.

Pasarán los años, y esas señales seguirán recorriendo con obstinación estrellas y planetas, nebulosas y cúmulos, galaxias y más galaxias. Pasarán los años, los siglos, los milenios. Pasarán millones de años, hasta que nadie recuerde ya ese pequeño planeta ni esos insignificantes seres vivos que lo habitaron, y esas señales seguirán llevando nuestra obra a lo largo de todo el universo. Débiles, debilísimas señales, que esconden en su codificación imágenes de todas nuestras ciudades, obras, toda nuestra ciencia, nuestro entretenimiento, nuestra música, nuestra historia. Apenas un residuo de radiación que permanecerá durante miles de millones de años como único testigo de nuestro paso por este misterioso campo de estrellas, más allá del momento en el que el sol deje de iluminar nuestro cielo y la Tierra vuelva a ser polvo disperso en el espacio.

Señales que posiblemente ya hayan llegado a formas de vida inimaginables para nosotros. Que ya han llegado o llegarán en un futuro más o menos lejano a conciencias y civilizaciones que contemplarán, si llegan a descifrarlas, las imágenes de una antiquísima y lejana civilización llena de odios, amores, imaginación, esperanza, maldad, arte, miedos, sensibilidad, conciencia. Quizá también algún día nuestros lejanísimos descendientes miren con condescendencia la atribulada vida de nuestra sociedad. Quien sabe, quizá esas extrañas conciencias también se conmuevan escuchando nuestra música, mirando nuestras pinturas. Quizá el concepto de belleza sea una ley natural, quizá la ley moral exista realmente como una ley física, eterna y universal más, y esas mentes que nos observen en lugares lejanísimos en el espacio o en el tiempo se conmuevan ante la melancolía, la búsqueda de la belleza y de la verdad, las pasiones, los sacrificios y atrocidades que una vez una extraña especie esparció por el universo desde la lejana Tierra.

martes, 29 de abril de 2008

El barco volador

Aunque no seamos conscientes de ello, estamos permanentemente sumergidos en un fluido. Vivimos inmersos en un fluido. La atmósfera. Y como todo cuerpo sumergido en un fluido, experimentamos una fuerza vertical y hacia arriba igual al peso del volumen del fluido desalojado. Este famoso principio de Arquímedes no es exclusivo de los líquidos, también es aplicable a los gases. Y como todos sabéis, los gases más pesados, los de mayor densidad, bajan, y los más ligeros suben.

Aplicando este simple principio podemos volar por nuestra atmósfera. Basta con llenar un recipiente lo menos pesado posible (como por ejemplo un globo) de un gas lo más ligero posible (como por ejemplo el helio) para que esa fuera vertical y hacia arriba nos haga ascender por el cielo. Si además calentamos ese helio, el gas se expande, se hace menos denso y por lo tanto, para un mismo volumen, se vuelve menos pesado, con lo que ascenderemos a mayor velocidad. Con esto ya tenemos el funcionamiento básico de un globo, y podemos comprender porqué necesitamos un recipiente tan grande y porqué cuentan con un calentador de llama, para hacer que el gas pese menos y haga ascender al globo.

Este mismo principio que nos puede hacer flotar en la atmósfera puede también hacernos flotar en el agua. Basta, a grandes rasgos, con que el peso del volumen del agua desalojada sea mayor que el peso del barco. Pero la sorpresa puede llegar si mezclamos un fluido gaseoso especialmente pesado con un barco especialmente ligero. Así nos podemos encontrar con lo que muestra el siguiente video, un pequeño barco que flota sobre un gas en reposo. Y como podéis observar, se comporta de un modo prácticamente idéntico a como lo haría si estuviera flotando sobre el agua, hasta el punto de hundirse si se inunda de gas pesado. Un video muy ilustrativo e interesante, que encontré en fogonazos. Espero que lo disfrutéis.


miércoles, 23 de abril de 2008

Lectura: “¿Cómo habla Dios? La evidencia científica de la fe”

Francis Collins, autor de este interesantísimo libro, fue durante más de diez años director del Proyecto Genoma Humano, se le concedió el premio Príncipe de Asturias a la Investigación Científica y Técnica en 2.001 y es uno de los científicos de mayor prestigio en todo el mundo. Una mente auténticamente privilegiada.

En su libro “¿Como habla Dios? La evidencia científica de la fe” nos explica como la religión y la ciencia, lejos de estar peleadas y de ser incompatibles, como muchos pretenden hacernos creer, se complementan y dibujan un cuadro de la realidad mucho más completo y coherente. Collins no huye en este libro de las grandes preguntas de la humanidad, no ignora la gran pregunta del origen primero del universo, como hace la corriente atea predominante, que evita siempre dar una explicación de la causa primera, como si ignorándola desapareciera esa pregunta trascendente. El autor explica también el gran daño que teorías pseudocientíficas como el creacionismo han hecho a la religión, y cómo la evidencia de la fe hay que buscarla en los descubrimientos científicos, escalando con ayuda de la ciencia en la montaña de un conocimiento integral, no negando nunca la evidencia científica, que puede ser empleada como argumento a favor de la existencia de una inteligencia primera en el universo. Lejos de estar peleadas, la ciencia y la religión pueden y deben convivir para poder dar respuesta a esas grandes preguntas de la humanidad. En mi opinión, una lectura recomendada para todas las conciencias.

lunes, 21 de abril de 2008

¿Realmente llegamos a la luna?

La respuesta es clara e inequívoca: sí, doce hombres han pisado la Luna. Y a veces uno se plantea si alguno que otro no estará habitualmente por allí, porque es sorprendente la cantidad de páginas dedicadas a negar la llegada del hombre a la Luna. Imagino que alguien abierto a creer que todo fue un montaje, a pesar de las apabullantes pruebas sobre su veracidad, difícilmente se contentará con la verdad y los datos objetivos para abandonar ese absurdo negacionismo. Pero intentaré mostrar aquí algunos de los datos que demuestran sin ningún tipo de duda que 12 hombres pisaron la Luna entre el 20 de Julio de 1.969 y el 14 de Diciembre de 1.972.

Podemos empezar por los materiales que hicieron el viaje de vuelta. En distintos centros de la NASA están almacenados los 382 kilos de roca lunar recogidas en las diferentes misiones. Es absolutamente imposible falsificar la composición química de una roca lunar, que lleva la marca inequívoca de su origen y las consecuencias medibles de su exposición durante millones de años a la radiación solar. Incluso, si se tratara de rocas llegadas de forma natural, por el choque de un meteorito, presentaría la abrasión propia de la entrada en la atmósfera. Pero no es así, las rocas muestran la composición propia de la superficie de la Luna y no están deterioradas por la reentrada en la atmósfera, pues la hicieron bien protegidas a bordo de la nave. Decir que estas rocas han sido analizadas por toda una legión de científicos de multitud de países, no han sido ocultadas por la NASA bajo ningún tipo de secretismo.

Por otro lado, el gobierno de los EEUU anunció con varios días de antelación el inicio de la misión Apollo XI y su objetivo de pisar la Luna por primera vez. Por tanto, miles de astrónomos, científicos y aficionados de todo el mundo siguieron con atención las evoluciones de la misión, pues la nave podía ser observada incluso por pequeños telescopios, aunque fuera solo como un punto en el ocular. Por supuesto, la URSS vigiló continuamente la posición de la nave, pues podría significar su derrota en la carrera espacial. Poner varias toneladas de material en la Luna es algo que no podría haberse ocultado a ninguna nación tecnológica de la época. La URSS fue plenamente consciente de que los americanos habían alunizado, y en ningún momento negó su derrota. Incluso ese alunizaje provocó cambios radicales en la política espacial rusa, que abandonó la exploración humana de la Luna para centrarse en la aplicación bélica de la carrera espacial.

Pero tenemos otras pruebas claras de la llegada del hombre a la Luna. En la misión Apollo 11 los astronautas Neil Armstrong y Buzz Aldrin colocaron sobre su superficie, en el Mar de la Tranquilidad, una placa reflectora con el objetivo de medir con la mayor exactitud posible la distancia de la Tierra a la Luna. Se trataba de un panel cuadrado de 60cm de lado compuesto por 100 espejos que apuntaban a la Tierra, una matriz retrorreflectora de medición láser lunar. Podéis ver dicha placa en la foto anexa. Y no es la única, ya que los astronautas del Apollo XIV y del Apollo XV dejaron otras dos en Fra Mauro y en el Mar de la Serenidad respectivamente. El sistema consiste en emitir desde un observatorio terrestre un haz láser hacia ese punto de la luna. El haz láser rebota sobre esa superficie reflectante y retorna a la Tierra. Mediante relojes atómicos de gran exactitud se mide el tiempo que a tardado ese haz láser en realizar el recorrido, con lo que podemos calcular fácilmente la distancia que separa a ese observatorio de la placa que dejaron los astronautas. Gracias a esas placas hoy en día sabemos que nuestro satélite se aleja de la superficie de la Tierra a un ritmo de 38 mm por año. Y es una medida que cualquier país o agencia espacial puede realizar hoy en día gracias a la presencia de esas placas en la superficie lunar.

Estos argumentos no bastan para convencer a los apolloescépticos de que realmente llegamos a la Luna, pues basan su teoría de la conspiración en rasgos de algunas de las fotografías que se hicieron durante la estancia de los astronautas en la superficie lunar. Poco a poco iré comentando todas estas fotos y videos en diferentes entradas, pues para todas esas críticas hay claras explicaciones basadas en la ciencia y, en la mayoría de los casos, el sentido común.

martes, 15 de abril de 2008

Más lejos

Hoy se cumple una efeméride que difícilmente recordará ningún medio de comunicación, pero que a mí me parece uno de esos grandes saltos para la humanidad que tan a menudo pasan desapercibidos.

El 15 de abril de 1.970 la desafortunada Apollo XIII rodeaba la luna en su desesperada carrera por la supervivencia, en la mitad de un viaje en el que sus tres ocupantes estuvieron muy cerca de la muerte. No era la primera vez que se observaba la cara oculta de la luna, ni que se orbitaba la misma. Para entonces el hombre ya había pisado la luna en dos ocasiones, y un viaje a nuestro satélite era considerado por los medios de comunicación como algo rutinario. De hecho, este viaje no fue retransmitido hasta que no se conoció que una explosión y una fuga de oxígeno estaban cerca de matar a sus ocupantes. Entonces, ¿qué tiene de especial esta fecha? Pues que nunca jamás un hombre ha estado más lejos de la Tierra de lo que lo estuvieron aquel día James Lovell, Jack Swigert y Fred Haise.

Ese día, mientras rodeaban la luna, llegaron a estar a 400.171 kilómetros de la Tierra. No solo eran los hombres que más lejos han estado nunca de su casa, además nuestro satélite se interponía entre ellos y la Tierra, impidiendo las comunicaciones. Durante unos minutos estuvieron completamente aislados de la humanidad, roto el cordón umbilical que les unía a su hogar, más lejos de la Tierra de lo que jamás ha estado un ser humano, en su desesperada carrera contrarreloj mientras la nave se desangraba lentamente en el espacio. Ellos mismo reconocieron en la muchas entrevistas que concedieron tras su aventura que aquel fue un momento de desamparo y al tiempo de comunión con el universo difícilmente entendible para el que no lo haya vivido. Es lo más lejos que ha llegado nunca la humanidad, 400.171 kilómetros, tantos como puede alcanzar un coche de gasoil, con algo de suerte.

jueves, 10 de abril de 2008

Agua superfría

La sobrefusión, o superenfriamiento, es el proceso de enfriar un líquido por debajo de su punto de congelación sin que éste se haga sólido. El agua, tras un enfriamiento rápido en una atmósfera pura, sin ninguna traza cristalina que sirva de semilla para la cristalización, puede enfriarse hasta una temperatura muy por debajo de los 0º C. Pero una vez en contacto con otro cuerpo el equilibrio se rompe y se inicia la cadena de cristalización de forma súbita. La física siempre nos deparará imágenes sorprendentes como las de este video, que descubrí en el blog fogonazos.

martes, 8 de abril de 2008

E=mc^2

Posiblemente ésta sea la ecuación más famosa de toda la historia de la ciencia. Todos la hemos leído alguna vez, aunque no comprendamos su significado. No es sencillo explicar la perturbadora belleza que esconden esos pocos caracteres, cómo la relación entre tres términos pudo cambiar para siempre nuestra concepción del mundo. Empezaré por explicar cada término.


“E” es la energía. “m” es la masa. “c” es la velocidad de la luz. Es decir, esta ecuación se podría leer como “la energía de un cuerpo es igual a su masa multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la luz”. Una ecuación muy sencilla, pero, ¿la comprendemos? Voy a poneros una similitud.

Imaginaros que tenemos 1.000 euros y que queremos cambiarlos por dólares para nuestro viajecito por Estados Unidos. Tal y como está ahora mismo el dólar es un buen momento para hacerlo. Por cada euro nos dan aproximadamente 1,5 dólares. Es decir, la relación entre ambas monedas puede expresarse por la siguiente ecuación: $ = €*1,5. En total, nuestros 1.000 euros los cambiamos por 1.500 dólares. Podemos tener en el bolsillos euros o dólares, una moneda o la otra, pero sea lo que sea, todo es lo mismo: dinero. Son dos formas de la misma realidad, dos formas diferentes de representar la misma realidad: el dinero. Siguiendo esta similitud, la famosa ecuación de la teoría de la relatividad general de Einstein relaciona la energía y la masa. Con una tasa de cambio, una constante, igual que el dólar y el euro. Solo que en este caso la tasa de cambio no es de 1,5, sino de c^2, es decir, 90.000.000.000.000.000. La materia y la energía es lo mismo, son dos formas diferentes de la misma realidad. Cualquier masa puede convertirse en energía y cualquier energía puede convertirse en masa. Es la primera conclusión asombrosa de esta ecuación.

El asombro aumenta por la “tasa de cambio”. Un poquito de masa, unos pocos gramos, puede convertirse en una cantidad de energía descomunal. Según esta ecuación, con la masa de un ser humano tenemos energía suficiente como para mandar una nave del tamaño del Titanic a Marte ida y vuelta. Varias veces. La materia no es más que una “condensación de la energía”, y cada gramo de masa encierra una energía descomunal. La carrera atómica comenzó con esta ecuación.
Pero hay una última conclusión todavía más asombrosa. Si la velocidad de la luz es una constante idéntica para cualquier observador, podemos inferir que a medida que aumentamos nuestra velocidad el tiempo debe transcurrir más despacio. Y efectivamente así es. No es una ilusión matemática ni un juego científico, es la naturaleza del grandioso escenario en el que vivimos. El tiempo es relativo, corre de modo diferente para cada observador. Esta sorprendente conclusión va más allá del asombro o de la anécdota científica, describe la verdadera naturaleza del universo que nos rodea. El espacio y el tiempo están íntimamente relacionados y se deforman por la mera presencia de esas masas en movimiento.

Con motivo, esa simple ecuación cambió nuestra manera de ver el mundo.

viernes, 4 de abril de 2008

Premios Dardo y Brillante

En los últimos días este blog ha recibido un par de premios de esos que se extienden por la blogosfera para levantar el ánimo a los autores y que no se cansen de publicar. Por tanto, lo primero es agradecer a Gonover, del blog “El rincón desordenado”, por el premio “Blog Brillante” y a Martha Colmenares, autora del blog más activo y comprometido que conozco, por el premio “Dardo”.

Teniendo en cuenta que he estado mes y medio sin escribir nada, volver y recibir estos dos regalos tan pronto es para estar más que agradecido. Aquí los dejo, así como en el final de mi barra lateral, en la tierra de Mordor, donde se extienden las sombras. En esa esquinita a la que nunca llega nadie quedarán mientras este blog siga funcionando. Muchas gracias a ambos.






Sé que debería nombrar ahora a mis galardonados, pero ya sabéis que todo esto de los premios es algo que incomoda bastante, por lo que con vuestro permiso me voy a limitar a unificarlos en uno, el “Gran Premio Dardo Brillante”, que con todo gusto otorgo a tres blogs que leo asiduamente y que recomiendo a todos mis lectores:

1- Dardo. No podía ser de otra manera, pues su blog es justamente eso, Dardo Brillante. Eso sí, Dardo, sé que te has vuelto taciturno con el paso del tiempo, pero ¡qué diantres!, es que te lo mereces.
2- El Lobo Feroz. Grandísimo blog para la reflexión. Cada entrada es un artículo publicado en distintos medios de comunicación, a modo de compendio de pensamientos. Siempre son grandes lecturas.
3- Animal Político. El lugar idóneo para las discusiones políticas, donde conversar acaloradamente o disfrutar de la historia clásica con la que, de vez en cuando, condimenta la vida de la polis.

Y para el que quiera lucirlo, aquí dejo el premio en cuestión, fusión de los dos anteriores.

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