Otros lares
Ya estoy de regreso de las vacaciones. Ya han quedado atrás. Y, como es habitual, regreso con las pilas cargadas y con ganas de novedades. Con mucho por publicar. Entradas como “Titán”, “¿qué nos hace humanos?”, “el límite de los sentidos”, “antes del big bang”, “¿dónde está el universo?” o “la materia consciente”, que me encantaría compartir con todos vosotros. Pero empezaré por el principio, porque debo una explicación.
La blogosfera en inmensa. Millones y millones de bitácoras de infinidad de temáticas, con infinidad de estilos y personalidades. Todo un universo de opiniones. Y enormemente dinámica. Cada mes que pasa cierran miles de blogs y abren muchos más. Muchos se agotan en unos meses, en unos años, pero nuevos surgen para reemplazarlos. Hace ya un tiempo que veo que el rincón de este mundo virtual en el que me instalé está ya casi moribundo. Quedan pocos de los que discutíamos y conversábamos a diario hace un año. Los blogs ya casi no sirven como lugar para compartir ideas y puntos de vista diferentes. Parece como si casi toda esta pequeña isla que visito hubiera caído en el maniqueismo más absoluto, así como en una autocomplacencia que raya el onanismo. Sobre todo, evidentemente, en lo político, valores, ética, social. Casi toda, no toda.
Por eso hace un tiempo que decidí explorar otros mares y descubrir otros continentes. Conocer nuevas bitácoras y páginas con nuevos puntos de vista, opiniones, algo que refresque un poco esas discusiones que ya echaba de menos. Y después de unas semanas explorando, tengo que decir que es casi imposible seguir asiduamente la cantidad de entradas interesantes que cada día se publican en multitud de magníficos blogs. Conservadores, socialistas, nacionalistas, derecha e izquierda (si es que podemos seguir definiendo así las tendencias políticas), católicos, ateos y agnósticos. También magníficos blogs de temática científica, o bitácoras más personales. Siempre desde el respeto, discutiendo distintos puntos de vista. Verdaderamente, lo echaba de menos.
Por todo ello, he decidido recoger todos mis bártulos y mudarme a otra casa. Adivagar se queda aquí, donde nació y se retira ahora para la blogosfera. Ahora dedicaré mi tiempo “virtual” en un nuevo blog en el que empezar de cero y en el que seguir enriqueciéndome gracias a la aportación de todos los habitantes del nuevo continente al que me mudo. Seguiré pasándome por aquí de vez en cuando, así como por las páginas que más he visitado durante todo este tiempo, que no son pocas. Pero estaré mucho más dedicado a ese nuevo yo virtual, que hoy por hoy me aporta mucho más. No penséis que es desprecio por lo que dejo aquí, ¡ni mucho menos!, es simplemente una etapa cumplida en el viaje y la necesidad de conocer nuevas tierras. Echaré de menos a muchos, pero la vida sigue...
Muchas gracias a todos por todos los comentarios que me habéis dejado en estos quince meses, y por todos los buenos ratos que hemos pasado, tanto en mi casa como en las vuestras. Ya solo me queda ponerme el anillo, desvanecerme, e iniciar la caminata hacia Rivendel. O, quizá mejor, hacia los Puertos Grises.
Un abrazo a todos.
6 comentarios:
Dejarás el santo y seña, no?
Tres llaves tiene Cádiz una en el fondo del mar, la otra la tiene San Pedro como puedes imaginar y la llave tercera la tiene el que quiera entrar sin llamar.
Espero la última opción
Un hasta luego, mejor que un adiós. ;-) Un abrazo.
¡Menuda plancha! Yo que esperaba un nuevo e interesante como siempre artículo, y me encuentro con esto.
Pero, efectivamente, tienes razón, todo tiene un principio y un fin, aunque espero que nos hagas conocedores de cuál es tu nuevo principio.
Te deseo mucha suerte. Recibe un cordial saludo,
Adivagar, eres grande hasta para despedirte, qué elgancia macho.
Ya hablamos...
Sí es cierto que este pequeño rincón de la blogosfera al que un día llegué ha cambiado tanto... y más.
Entiendo tu decisión.
Feliz viaje por nuevos lugares. Haz nuevos amigos, aprende muchas cosas, y vuelve, a tu casa o a visitar a tus antiguos amigos, siempre que quieras.
;-)
Publicar un comentario