"Tras cada hombre viviente se encuentran treinta fantasmas, pues tal es la proporción numérica con que los muertos superan a los vivos. Desde el alba de los tiempos, aproximadamente cien mil millones de seres humanos han transitado por el planeta Tierra. Y es en verdad un número interesante, pues por curiosa coincidencia hay aproximadamente cien mil millones de estrellas en nuestro universo local, la Vía Láctea. Así, por cada hombre que jamás ha vivido, luce una estrella en ese Universo." Arthur C. Clarke

viernes, 21 de diciembre de 2007

Feliz Navidad Solsticio de Invierno

Hoy empieza el invierno, por lo que muchos de nosotros comenzamos ya a celebrar las tradicionales fiestas de Navidad del solsticio con nuestras vacaciones de Navidad de invierno, bien merecidas. Cantaremos villancicos canciones populares de invierno y celebraremos el nacimiento de Jesucristo la llegada de la nieve. Por ello quería desearos a todos una feliz Nochebuena con vuestras familias, así como una feliz Navidad mañana festiva el próximo martes. También celebraremos el día de los Santos inocentes el próximo 28 de diciembre.

Y por supuesto, que paséis un gran fin de año y tengáis un feliz 2.008. Y que los Reyes Magos ¿camaradas jugueteros? ¿presidente de la república laica de las ilusiones? ¿mensajeros anarquistas solidarios? os traigan muchos regalos. Por lo menos a los que hayáis sido buenos políticamente correctos. Y que disfrutéis de nuestro habitual roscón de Reyes la igualdad.

Yo por mi parte dejaré hoy el blog durante estas fiestas navideñas del solsticio para pasar unos días con mi familia [insertar el equivalente apropiado a cada conciencia, que no sea excluyente con ninguna minoría existente en el mundo, que no hiera la sensibilidad del lector y que no denigre a ningún ser humano hombre o mujer fuera del útero materno y con actividad mental suficiente como para no considerar subjetivamente que podrá recuperar la conciencia sin sufrimientos en el futuro]. Quizá publique alguna nueva entrada durante estos días, pero estaré centrado en disfrutar de estas fiestas con mi familia y amigos, a los que mando desde aquí un cariñoso abrazo.

Supongo que no será necesario, esta vez, remarcar el caracter irónico de esta entrada, pues mi única intención es desear sinceramente a todos, sin excepción (hasta a los que ofenda la palabra Navidad), que paséis una...

¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!


miércoles, 19 de diciembre de 2007

Ya es Navidad en la SGAE

Ayer fue la fiesta de Navidad en el colegio de mi hija. Sí, ya sé que hoy en día es políticamente incorrecto eso de hacer una fiesta en Navidad en la que los niños cantan villancicos. Pero así somos los católicos, unos rebeldes. Me preparé para el acontecimiento, la pequeña disfrazada de pastorcilla y repleta de ilusión, y yo con la cámara de video colgada al hombro (9,00 € para la SGAE), repleta de alegrías para la Sociedad General de Autores y Editores.

Dejo a la pequeña en su fila y me dirijo al salón de actos del centro. A los pocos minutos empiezan a llegar pastorcillos, angelitos y papa Noeles en fila, nerviosos e ilusionados, asustados algunos de los más pequeños, pero casi todos encantados con la novedad de actuar delante de sus padres y abuelos. Las actuaciones de todos los cursos de infantil dura poco más de una hora. La función resulta estupenda, del agrado de todos. Muy trabajado por parte de profesores y trabajadores del colegio, que lo han realizado todo con tanta ilusión como los pequeñajos. Todos los padres emocionados y orgullosos de nuestros hijos charlamos a la salida del colegio, y los conocidos quedamos en juntar las grabaciones de varios de los padres de la misma clase para juntarlas en un DVD más completito, para tenerlo como entrañable recuerdo, cual tropel de delincuentes piratas informáticos.

Por mi parte llego a mi casa y me descargo la grabación en el disco duro de mi ordenador (12,00 € para la SGAE). A continuación tuesto con mi regrabadora (3,40 € para la SGAE) tres DVDs, uno para mí y otro para cada uno de los abuelos, que están deseando tenerlo (3*0,60 = 1,80 € para la SGAE). Hago una copia de seguridad, como todas las fotos y videos que tengo, en el disco duro portátil (12,00 € para la SGAE) y lo cargo también en el Pen Drive, para presumir de hija con los compañeros de trabajo (0,30 € para la SGAE). Por último cargo el video y algunas fotos en mi reproductor mp3, en el que se pueden ver este tipo de archivos (3,15 € para la SGAE). En el móvil no lo cargo, que no tengo memoria suficiente, pero como el uso empleado no influye en la ley, tendré que dar 1,50 € a la SGAE, ya que mi móvil lee archivos mp3, aunque ni siquiera he llegado a probar si funciona esta aplicación. Exactamente igual con mi PDA (1,50 € para la SGAE). Cojo mi DVD y lo veo en mi reproductor del salón (6,61 € para la SGAE). Precioso, el video es estupendo y babeo un poco viendo disfrutar a mi hija.

Y con esto, de vacaciones a mi tierra. Allí, por supuesto, le daré el DVD a mis padres, que disfrutarán del video en su reproductor DVD (6,61 € para la SGAE). Al día siguiente haré lo mismo con mis suegros (6,61 € para la SGAE).

Total, 64,48 € para la SGAE. 10.728 pesetas. Pero la ilusión de ver a nuestra hija cantando un villancico con sus compañeros de clase disfrazados de pastorcillos, no tiene precio. Además, como autor de la grabación, supongo que parte de el canon digital volverá a mis bolsillos. Y si no es así, tampoco me preocupo, bastará con comer conejo estas navidades y no dejar propinas en las cafeterías.

Al fin y al cabo no es mala idea, aplicar una multa preventiva. Es el futuro. En unos años, al entrar en la charcutería te cobrarán 3 €, por si robas una lata de espárragos. Pero como la ley es justa, por entrar en una oficina bancaria o en una agencia de seguros te pagarán 15 €, que aquí los ladrones suelen estar del otro lado del mostrador. Dicen que en las grandes superficies se pierde la facturación de un 1% de los productos por los hurtos, así que en breve pagaremos ese 1% más en cada compra, por si acaso se nos va la mano. Igual en las gasolineras, 1,5 € por entrar, no vaya a ser que tomemos prestado sin permiso un ambientador de pino para el coche. Qué progreso, qué barbaridad, el futuro ha llegado.

martes, 18 de diciembre de 2007

El drama del universo

Hoy he leído una noticia sorprendente que esconde infinidad de historias conmovedoras. Una noticia interesantísima, por lo menos vista desde 1.400 millones de años luz de distancia, claro. Una de las galaxias relativamente cercana a nuestra Vía Láctea (3C321) está emitiendo, desde su núcleo, un torrente de partículas que está barriendo otra galaxia vecina, en un suceso cósmico incompatible con la vida.

Se trata de las emisiones de radiaciones de alta energía y de partículas cargadas eléctricamente a velocidades cercanas a la de la luz, que se están produciendo en el núcleo de esta pequeña galaxia, provocadas por la absorción de grandes cantidades de materia por parte del agujero negro central. Y este chorro de partículas de alta energía está barriendo con atrocidad una galaxia vecina compuesta por cientos de millones de estrellas. Cientos de millones de estrellas. Muchas veces he hablado de las magnitudes de nuestro universo, y de lo realmente difícil que nos resulta imaginarnos dichas magnitudes. Cientos de millones de estrellas es una cantidad inimaginable, abarcando cientos de miles de años luz, una distancia inconcebible.

Cientos de millones de estrellas, casi con toda seguridad con miles de millones de planetas. Miles de millones de planetas, muy probablemente muchos de ellos rebosantes de vida. Vida inimaginable para nosotros y que ha sido arrasada por los designios de las leyes físicas, tan crueles en ocasiones. No conocemos la asiduidad con la que aparece la vida. De momento solo conocemos un sistema planetario apto para la misma, con un solo planeta con las condiciones necesarias, y ese único experimento, la Tierra, rebosa vida. Tampoco conocemos la asiduidad con la que esa vida adquiere conciencia, y cuándo esa conciencia se torna tecnológica, cuándo brota una civilización, unos seres inteligentes que se preguntan qué es todo esto que les rodea. Pero las leyes de la probabilidad y lo poco que conocemos de nuestro universo nos hacen pensar que entre esos miles de millones de planetas barridos por ese torrente de partículas hay millones de planetas desbordantes de vida, y posiblemente cientos de planetas con seres con una incipiente inteligencia como la nuestra.

En esas condiciones, imaginar el drama vivido en esa galaxia es conmovedor. Millones de conciencias mirando a las estrellas preguntándose qué demonios es esa extraña luminosidad que crece día a día, preguntándose qué pecado han cometido para que ese castigo divino, envuelto en la hermosura de las auroras, caiga sobre ellos. Millones de conciencias, de experiencias personales, miedos, amores y anhelos, civilizaciones, héroes y esclavos, conciencias barridas para siempre en este violento universo que tan estático y tranquilo se nos antoja, en nuestra escala de tiempo ridículamente corta.

En esa hermosa foto estamos observando la tragedia más conmovedora de la que hemos sido testigos, aunque apenas seamos conscientes de ello. 1.400 millones de años luz. Algún día nos llegarán los desesperados gritos de auxilio de seres que jamás conoceremos. O alguna señal de despedida en su intento por perdurar a la eternidad, por transmitir algo de lo que un día fueron.

NOTA: en la noticia de elmundo.es que enlazo hay un pequeño error. Comentan que la víctima es una constelación vecina, cuando en realidad debían hablar de galaxia vecina. En realidad las constelaciones solo son vecinas en la bóveda celeste desde un punto de vista completamente subjetivo. Esas estrellas a las que damos forma no suelen ser, ni mucho menos, próximas. Y menos cuando hablamos de galaxias, que es a lo que se refiere realmente la noticia.

jueves, 13 de diciembre de 2007

¿Dónde está esa estrella?

Supongo que a veces os habréis preguntado cómo demonios saben los científicos a qué distancia se encuentra una estrella determinada. Hay diversos modos para determinar esta distancia.

El primero empleado es el paralaje. Si tenemos dos vistas de la misma zona desde dos puntos de vista diferentes podemos averiguar dónde está cada objeto por simple trigonometría. ¿Difícil? No tanto, lo hacemos continuamente, precisamente para ello tenemos dos ojos en lugar de uno: para tener esos dos puntos de vista desde los que triangular, aunque sea inconscientemente. Pues eso mismo podemos hacer con objetos relativamente cercanos. Medimos desde dos ciudades diferentes la posición de ese objeto con respecto al fondo fijo de estrellas, averiguando así la distancia que nos separa de él. Pero así no podemos calcular grandes distancias, distancias astronómicas. Podemos llegar bastante más lejos empleando la órbita de la Tierra en lugar de dos ciudades diferentes. Si realizamos dos medidas separadas seis meses entre sí tendremos medidas realizadas desde dos puntos separados 300 millones de kilómetros, en lugar de unos pocos miles.

Así podemos averiguar la distancia a estrellas cercanas. Por tanto este método solo es útil para objetos cercanos. Para el resto de estrellas la cosa se complica, y se emplea el llamado paralaje espectroscópico. Pero esta técnica se basa en la teoría sobre la evolución de las estrellas, y ésta cambia cada año con los nuevos descubrimientos. El resultado es que no sabemos realmente a qué distancia se encuentran. Si en una noticia escuchamos que una estrella está a 250 años luz de nosotros, realmente quiere decir que está entre 150 y 400 años luz de nosotros. No es muy preciso, pero es lo único que tenemos.

Para distancias intermedias tenemos el que creemos que es el método más fiable, pero depende de la presencia de un determinado tipo de estrellas, llamadas variables cefeidas, y que, como no podía ser de otro modo, no son muy abundantes. Y estas medidas mayoritariamente aceptadas dependen de que el modelo que explica la evolución y comportamiento de estas estrellas sea correcto, lo que ya es bastante decir. Para variar, el margen de error es mayor del 50%.

Y para objetos más lejanos tampoco andamos sobrados. Para galaxias lejanas se emplea un método basado en el efecto Doppler, el desplazamiento de la frecuencia en función de la velocidad relativa entre el emisor y el observador. Su precisión es todavía inferior a la del paralaje espectroscópico, pero tenemos una ligera referencia en la edad estimada del universo. Que creemos que es de 13.700 millones de años, aunque no estamos muy seguros...

En fin, que como podemos ver, vivimos en un universo del que desconocemos su tamaño y la distancia de las estrellas que nos rodean.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

¿De qué está hecho el Universo?

Parece una pregunta un tanto infantil, pero... ¿de qué está hecho el Universo? Pues no tenemos mucha idea, para qué nos vamos a engañar. Podemos empezar por lo más sencillo. Miramos a nuestro alrededor y vemos toda esa materia, todo lo que nos rodea, compuesta por átomos y más átomos. Y el más abundante, sin duda, es el hidrógeno. Por lo menos en el conjunto del sistema solar, no así en nuestra atmósfera, donde domina el nitrógeno. Podemos decir entonces que el Universo está compuesto por átomos, sobre todo de hidrógeno.

Nada más lejos de la realidad. La materia ordinaria no representa más que un 10% de la masa del universo (un 1% para los más “pesimistas”). El resto es materia oscura. Materia que no podemos ver. Pero ¿qué es la materia oscura? Simplemente materia que no podemos detectar con nuestros telescopios e instrumentos. Sabemos que existe por su influencia gravitatoria. Vemos cómo se mueven las estrellas dentro de las galaxias y las propias galaxias unas con respecto a otras y nos damos cuenta de que falta materia. Si las galaxias contuvieran únicamente la materia que observamos, se dispersarían en estrellas aisladas. Luego debe haber materia que las una gravitacionalmente.

Ahora bien, esta materia oscura, ¿qué es? Pues lo cierto es que no lo sabemos. Una pequeña parte debe ser bariónica (materia ordinaria), pero la mayor parte no. Es materia no bariónica. Materia que desconocemos completamente. No es fácil admitir que desconocemos una materia que compone el 95% del universo... pero así es.

Además tenemos otro diferente tipo de materia: la antimateria. Ésta la conocemos bastante mejor y podemos estudiarla en esos monstruosos aceleradores de partículas. No es tan exótica como podemos pensar en un principio. Pensar en un electrón con una carga eléctrica positiva en lugar de negativa y ya tenemos un antielectrón (llamado positrón). Pero la antimateria es extraordinariamente escasa, no representa prácticamente nada de la materia final del universo.

Para terminar de confundirnos, hace unos años descubrimos que la expansión del universo, lejos de verse reducida, se está acelerando. El universo es cada vez más grande y crece a un ritmo cada vez mayor. Esto sugiere la existencia de una energía de vacío que, igualmente, desconocemos. En el vacío se crearían pares de partículas de materia-antimateria de efímera existencia que impulsarían la expansión del universo. Es decir, el vacío está abarrotado de fugaz materia.

En fin, que como podemos ver, vivimos en un universo del que desconocemos casi completamente su composición.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Videos de Carl Sagan

La circunferencia de la Tierra




Calendario Cósmico









El número de Avogadro y los superlativos

La naturaleza no entiende de escalas. Todo en ella es inconmensurable. Y por más que intentamos hacernos una idea de lo realmente desproporcionada que es cualquier medición, tanto en el macrocosmos como en el microcosmos, siempre nos quedaremos cortos.

Digo esto por un número que se maneja con asiduidad en la química y del que posiblemente todos habéis oído hablar. El número de Avogadro. Su valor es aproximadamente 6,022*10^23. Ese es un número enorme, gigantesco. Sin la notación científica, el número quedaría así: 602.200.000.000.000.000.000.000. Esto es muchísimo. Para hacernos una idea de lo realmente grande que es esta cantidad, vamos a poner uno de los muchos ejemplos que podemos leer en cualquier libro de divulgación científica, que intentan hacernos comprender su magnitud.

Para ello nos vamos al mar. Cogemos una taza de café, la llenamos de agua de mar y la tiramos a la arena. Una. Llenamos de nuevo la taza con agua de mar y la vaciamos en la arena. Dos. Llenamos otra vez la taza con agua de mar y la vaciamos en la arena. Tres. Pues bien, cuando hayamos vaciado completamente el Océano Pacífico habremos llegado al número de Avogadro.

Ya podemos hacernos una idea de lo realmente grande que es este número. Ahora bien, ese gigantesco número no es más que la cantidad de moléculas que hay en poco más de dos gramos de cualquier tipo de gas. Dos gramos. Una cantidad que difícilmente sentiríamos si nos cayera en una mano. Ahora imaginar unos 75Kg. La cantidad de átomos que podría haber en una masa miles de veces mayor que esos dos gramos. Pues esa cantidad inimaginable es el número de átomos que nos componen. El número de átomos que un buen día decidieron juntarse para formar un ser humano.

Trillones de trillones de átomos que formaban parte de plantas, de animales, que formaban parte de la atmósfera, de microorganismos, de seres humanos, del mar, de la arena inerte. Átomos formados en el corazón de una estrella o durante el transcurso de una supernova. Átomos, trillones y trillones, que vagabundearon durante miles de millones de años por el espacio ante la promesa de la vida futura, de la conciencia futura. Átomos incandescentes en el magma terrestre, congelados en el hielo eterno de los cometas, trillones y trillones, dispersos por planetas, satélites y asteroides, en el polvo del disco planetario.

Trillones y trillones de átomos escondidos en rocas, en mares, en trilobites o dinosaurios, en amebas, en el interior de la Tierra o en la delgada atmósfera, en mares, lluvias, ríos. Átomos que han navegado por el espacio interestelar, que han estado en lugares a los que la humanidad jamás llegará, que han visto épocas inconcebiblemente lejanas en el tiempo, partículas, trillones y trillones, que conocieron un universo oscuro, opaco a la luz. Átomos que han viajado por galaxias, estrellas, planetas, que han conocido la oscuridad de la roca y el toque mágico de la vida. Trillones y trillones de átomos que formaron parte de millones de organismos antes de, por caprichos del destino, juntarse para formar una simple conciencia en una pequeña roca de un insignificante sol de una galaxia perdida en un rincón del cosmos.

Eso es la vida, y el número de Avogadro nos parece inmenso...

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