"Tras cada hombre viviente se encuentran treinta fantasmas, pues tal es la proporción numérica con que los muertos superan a los vivos. Desde el alba de los tiempos, aproximadamente cien mil millones de seres humanos han transitado por el planeta Tierra. Y es en verdad un número interesante, pues por curiosa coincidencia hay aproximadamente cien mil millones de estrellas en nuestro universo local, la Vía Láctea. Así, por cada hombre que jamás ha vivido, luce una estrella en ese Universo." Arthur C. Clarke

martes, 29 de abril de 2008

El barco volador

Aunque no seamos conscientes de ello, estamos permanentemente sumergidos en un fluido. Vivimos inmersos en un fluido. La atmósfera. Y como todo cuerpo sumergido en un fluido, experimentamos una fuerza vertical y hacia arriba igual al peso del volumen del fluido desalojado. Este famoso principio de Arquímedes no es exclusivo de los líquidos, también es aplicable a los gases. Y como todos sabéis, los gases más pesados, los de mayor densidad, bajan, y los más ligeros suben.

Aplicando este simple principio podemos volar por nuestra atmósfera. Basta con llenar un recipiente lo menos pesado posible (como por ejemplo un globo) de un gas lo más ligero posible (como por ejemplo el helio) para que esa fuera vertical y hacia arriba nos haga ascender por el cielo. Si además calentamos ese helio, el gas se expande, se hace menos denso y por lo tanto, para un mismo volumen, se vuelve menos pesado, con lo que ascenderemos a mayor velocidad. Con esto ya tenemos el funcionamiento básico de un globo, y podemos comprender porqué necesitamos un recipiente tan grande y porqué cuentan con un calentador de llama, para hacer que el gas pese menos y haga ascender al globo.

Este mismo principio que nos puede hacer flotar en la atmósfera puede también hacernos flotar en el agua. Basta, a grandes rasgos, con que el peso del volumen del agua desalojada sea mayor que el peso del barco. Pero la sorpresa puede llegar si mezclamos un fluido gaseoso especialmente pesado con un barco especialmente ligero. Así nos podemos encontrar con lo que muestra el siguiente video, un pequeño barco que flota sobre un gas en reposo. Y como podéis observar, se comporta de un modo prácticamente idéntico a como lo haría si estuviera flotando sobre el agua, hasta el punto de hundirse si se inunda de gas pesado. Un video muy ilustrativo e interesante, que encontré en fogonazos. Espero que lo disfrutéis.


miércoles, 23 de abril de 2008

Lectura: “¿Cómo habla Dios? La evidencia científica de la fe”

Francis Collins, autor de este interesantísimo libro, fue durante más de diez años director del Proyecto Genoma Humano, se le concedió el premio Príncipe de Asturias a la Investigación Científica y Técnica en 2.001 y es uno de los científicos de mayor prestigio en todo el mundo. Una mente auténticamente privilegiada.

En su libro “¿Como habla Dios? La evidencia científica de la fe” nos explica como la religión y la ciencia, lejos de estar peleadas y de ser incompatibles, como muchos pretenden hacernos creer, se complementan y dibujan un cuadro de la realidad mucho más completo y coherente. Collins no huye en este libro de las grandes preguntas de la humanidad, no ignora la gran pregunta del origen primero del universo, como hace la corriente atea predominante, que evita siempre dar una explicación de la causa primera, como si ignorándola desapareciera esa pregunta trascendente. El autor explica también el gran daño que teorías pseudocientíficas como el creacionismo han hecho a la religión, y cómo la evidencia de la fe hay que buscarla en los descubrimientos científicos, escalando con ayuda de la ciencia en la montaña de un conocimiento integral, no negando nunca la evidencia científica, que puede ser empleada como argumento a favor de la existencia de una inteligencia primera en el universo. Lejos de estar peleadas, la ciencia y la religión pueden y deben convivir para poder dar respuesta a esas grandes preguntas de la humanidad. En mi opinión, una lectura recomendada para todas las conciencias.

lunes, 21 de abril de 2008

¿Realmente llegamos a la luna?

La respuesta es clara e inequívoca: sí, doce hombres han pisado la Luna. Y a veces uno se plantea si alguno que otro no estará habitualmente por allí, porque es sorprendente la cantidad de páginas dedicadas a negar la llegada del hombre a la Luna. Imagino que alguien abierto a creer que todo fue un montaje, a pesar de las apabullantes pruebas sobre su veracidad, difícilmente se contentará con la verdad y los datos objetivos para abandonar ese absurdo negacionismo. Pero intentaré mostrar aquí algunos de los datos que demuestran sin ningún tipo de duda que 12 hombres pisaron la Luna entre el 20 de Julio de 1.969 y el 14 de Diciembre de 1.972.

Podemos empezar por los materiales que hicieron el viaje de vuelta. En distintos centros de la NASA están almacenados los 382 kilos de roca lunar recogidas en las diferentes misiones. Es absolutamente imposible falsificar la composición química de una roca lunar, que lleva la marca inequívoca de su origen y las consecuencias medibles de su exposición durante millones de años a la radiación solar. Incluso, si se tratara de rocas llegadas de forma natural, por el choque de un meteorito, presentaría la abrasión propia de la entrada en la atmósfera. Pero no es así, las rocas muestran la composición propia de la superficie de la Luna y no están deterioradas por la reentrada en la atmósfera, pues la hicieron bien protegidas a bordo de la nave. Decir que estas rocas han sido analizadas por toda una legión de científicos de multitud de países, no han sido ocultadas por la NASA bajo ningún tipo de secretismo.

Por otro lado, el gobierno de los EEUU anunció con varios días de antelación el inicio de la misión Apollo XI y su objetivo de pisar la Luna por primera vez. Por tanto, miles de astrónomos, científicos y aficionados de todo el mundo siguieron con atención las evoluciones de la misión, pues la nave podía ser observada incluso por pequeños telescopios, aunque fuera solo como un punto en el ocular. Por supuesto, la URSS vigiló continuamente la posición de la nave, pues podría significar su derrota en la carrera espacial. Poner varias toneladas de material en la Luna es algo que no podría haberse ocultado a ninguna nación tecnológica de la época. La URSS fue plenamente consciente de que los americanos habían alunizado, y en ningún momento negó su derrota. Incluso ese alunizaje provocó cambios radicales en la política espacial rusa, que abandonó la exploración humana de la Luna para centrarse en la aplicación bélica de la carrera espacial.

Pero tenemos otras pruebas claras de la llegada del hombre a la Luna. En la misión Apollo 11 los astronautas Neil Armstrong y Buzz Aldrin colocaron sobre su superficie, en el Mar de la Tranquilidad, una placa reflectora con el objetivo de medir con la mayor exactitud posible la distancia de la Tierra a la Luna. Se trataba de un panel cuadrado de 60cm de lado compuesto por 100 espejos que apuntaban a la Tierra, una matriz retrorreflectora de medición láser lunar. Podéis ver dicha placa en la foto anexa. Y no es la única, ya que los astronautas del Apollo XIV y del Apollo XV dejaron otras dos en Fra Mauro y en el Mar de la Serenidad respectivamente. El sistema consiste en emitir desde un observatorio terrestre un haz láser hacia ese punto de la luna. El haz láser rebota sobre esa superficie reflectante y retorna a la Tierra. Mediante relojes atómicos de gran exactitud se mide el tiempo que a tardado ese haz láser en realizar el recorrido, con lo que podemos calcular fácilmente la distancia que separa a ese observatorio de la placa que dejaron los astronautas. Gracias a esas placas hoy en día sabemos que nuestro satélite se aleja de la superficie de la Tierra a un ritmo de 38 mm por año. Y es una medida que cualquier país o agencia espacial puede realizar hoy en día gracias a la presencia de esas placas en la superficie lunar.

Estos argumentos no bastan para convencer a los apolloescépticos de que realmente llegamos a la Luna, pues basan su teoría de la conspiración en rasgos de algunas de las fotografías que se hicieron durante la estancia de los astronautas en la superficie lunar. Poco a poco iré comentando todas estas fotos y videos en diferentes entradas, pues para todas esas críticas hay claras explicaciones basadas en la ciencia y, en la mayoría de los casos, el sentido común.

martes, 15 de abril de 2008

Más lejos

Hoy se cumple una efeméride que difícilmente recordará ningún medio de comunicación, pero que a mí me parece uno de esos grandes saltos para la humanidad que tan a menudo pasan desapercibidos.

El 15 de abril de 1.970 la desafortunada Apollo XIII rodeaba la luna en su desesperada carrera por la supervivencia, en la mitad de un viaje en el que sus tres ocupantes estuvieron muy cerca de la muerte. No era la primera vez que se observaba la cara oculta de la luna, ni que se orbitaba la misma. Para entonces el hombre ya había pisado la luna en dos ocasiones, y un viaje a nuestro satélite era considerado por los medios de comunicación como algo rutinario. De hecho, este viaje no fue retransmitido hasta que no se conoció que una explosión y una fuga de oxígeno estaban cerca de matar a sus ocupantes. Entonces, ¿qué tiene de especial esta fecha? Pues que nunca jamás un hombre ha estado más lejos de la Tierra de lo que lo estuvieron aquel día James Lovell, Jack Swigert y Fred Haise.

Ese día, mientras rodeaban la luna, llegaron a estar a 400.171 kilómetros de la Tierra. No solo eran los hombres que más lejos han estado nunca de su casa, además nuestro satélite se interponía entre ellos y la Tierra, impidiendo las comunicaciones. Durante unos minutos estuvieron completamente aislados de la humanidad, roto el cordón umbilical que les unía a su hogar, más lejos de la Tierra de lo que jamás ha estado un ser humano, en su desesperada carrera contrarreloj mientras la nave se desangraba lentamente en el espacio. Ellos mismo reconocieron en la muchas entrevistas que concedieron tras su aventura que aquel fue un momento de desamparo y al tiempo de comunión con el universo difícilmente entendible para el que no lo haya vivido. Es lo más lejos que ha llegado nunca la humanidad, 400.171 kilómetros, tantos como puede alcanzar un coche de gasoil, con algo de suerte.

jueves, 10 de abril de 2008

Agua superfría

La sobrefusión, o superenfriamiento, es el proceso de enfriar un líquido por debajo de su punto de congelación sin que éste se haga sólido. El agua, tras un enfriamiento rápido en una atmósfera pura, sin ninguna traza cristalina que sirva de semilla para la cristalización, puede enfriarse hasta una temperatura muy por debajo de los 0º C. Pero una vez en contacto con otro cuerpo el equilibrio se rompe y se inicia la cadena de cristalización de forma súbita. La física siempre nos deparará imágenes sorprendentes como las de este video, que descubrí en el blog fogonazos.

martes, 8 de abril de 2008

E=mc^2

Posiblemente ésta sea la ecuación más famosa de toda la historia de la ciencia. Todos la hemos leído alguna vez, aunque no comprendamos su significado. No es sencillo explicar la perturbadora belleza que esconden esos pocos caracteres, cómo la relación entre tres términos pudo cambiar para siempre nuestra concepción del mundo. Empezaré por explicar cada término.


“E” es la energía. “m” es la masa. “c” es la velocidad de la luz. Es decir, esta ecuación se podría leer como “la energía de un cuerpo es igual a su masa multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la luz”. Una ecuación muy sencilla, pero, ¿la comprendemos? Voy a poneros una similitud.

Imaginaros que tenemos 1.000 euros y que queremos cambiarlos por dólares para nuestro viajecito por Estados Unidos. Tal y como está ahora mismo el dólar es un buen momento para hacerlo. Por cada euro nos dan aproximadamente 1,5 dólares. Es decir, la relación entre ambas monedas puede expresarse por la siguiente ecuación: $ = €*1,5. En total, nuestros 1.000 euros los cambiamos por 1.500 dólares. Podemos tener en el bolsillos euros o dólares, una moneda o la otra, pero sea lo que sea, todo es lo mismo: dinero. Son dos formas de la misma realidad, dos formas diferentes de representar la misma realidad: el dinero. Siguiendo esta similitud, la famosa ecuación de la teoría de la relatividad general de Einstein relaciona la energía y la masa. Con una tasa de cambio, una constante, igual que el dólar y el euro. Solo que en este caso la tasa de cambio no es de 1,5, sino de c^2, es decir, 90.000.000.000.000.000. La materia y la energía es lo mismo, son dos formas diferentes de la misma realidad. Cualquier masa puede convertirse en energía y cualquier energía puede convertirse en masa. Es la primera conclusión asombrosa de esta ecuación.

El asombro aumenta por la “tasa de cambio”. Un poquito de masa, unos pocos gramos, puede convertirse en una cantidad de energía descomunal. Según esta ecuación, con la masa de un ser humano tenemos energía suficiente como para mandar una nave del tamaño del Titanic a Marte ida y vuelta. Varias veces. La materia no es más que una “condensación de la energía”, y cada gramo de masa encierra una energía descomunal. La carrera atómica comenzó con esta ecuación.
Pero hay una última conclusión todavía más asombrosa. Si la velocidad de la luz es una constante idéntica para cualquier observador, podemos inferir que a medida que aumentamos nuestra velocidad el tiempo debe transcurrir más despacio. Y efectivamente así es. No es una ilusión matemática ni un juego científico, es la naturaleza del grandioso escenario en el que vivimos. El tiempo es relativo, corre de modo diferente para cada observador. Esta sorprendente conclusión va más allá del asombro o de la anécdota científica, describe la verdadera naturaleza del universo que nos rodea. El espacio y el tiempo están íntimamente relacionados y se deforman por la mera presencia de esas masas en movimiento.

Con motivo, esa simple ecuación cambió nuestra manera de ver el mundo.

viernes, 4 de abril de 2008

Premios Dardo y Brillante

En los últimos días este blog ha recibido un par de premios de esos que se extienden por la blogosfera para levantar el ánimo a los autores y que no se cansen de publicar. Por tanto, lo primero es agradecer a Gonover, del blog “El rincón desordenado”, por el premio “Blog Brillante” y a Martha Colmenares, autora del blog más activo y comprometido que conozco, por el premio “Dardo”.

Teniendo en cuenta que he estado mes y medio sin escribir nada, volver y recibir estos dos regalos tan pronto es para estar más que agradecido. Aquí los dejo, así como en el final de mi barra lateral, en la tierra de Mordor, donde se extienden las sombras. En esa esquinita a la que nunca llega nadie quedarán mientras este blog siga funcionando. Muchas gracias a ambos.






Sé que debería nombrar ahora a mis galardonados, pero ya sabéis que todo esto de los premios es algo que incomoda bastante, por lo que con vuestro permiso me voy a limitar a unificarlos en uno, el “Gran Premio Dardo Brillante”, que con todo gusto otorgo a tres blogs que leo asiduamente y que recomiendo a todos mis lectores:

1- Dardo. No podía ser de otra manera, pues su blog es justamente eso, Dardo Brillante. Eso sí, Dardo, sé que te has vuelto taciturno con el paso del tiempo, pero ¡qué diantres!, es que te lo mereces.
2- El Lobo Feroz. Grandísimo blog para la reflexión. Cada entrada es un artículo publicado en distintos medios de comunicación, a modo de compendio de pensamientos. Siempre son grandes lecturas.
3- Animal Político. El lugar idóneo para las discusiones políticas, donde conversar acaloradamente o disfrutar de la historia clásica con la que, de vez en cuando, condimenta la vida de la polis.

Y para el que quiera lucirlo, aquí dejo el premio en cuestión, fusión de los dos anteriores.

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