"Tras cada hombre viviente se encuentran treinta fantasmas, pues tal es la proporción numérica con que los muertos superan a los vivos. Desde el alba de los tiempos, aproximadamente cien mil millones de seres humanos han transitado por el planeta Tierra. Y es en verdad un número interesante, pues por curiosa coincidencia hay aproximadamente cien mil millones de estrellas en nuestro universo local, la Vía Láctea. Así, por cada hombre que jamás ha vivido, luce una estrella en ese Universo." Arthur C. Clarke

martes, 19 de junio de 2007

La mano de Velázquez


Hoy voy a dejar de lado la grandilocuencia del espacio para dejar un pequeño rincón para el arte. Y hablando de arte, el primero en ser nombrado no podía ser otro: Diego Rodríguez de Silva Velázquez. Realmente podrían ser muchos otros, pero en el campo de la pintura creo que nadie se le puede comparar. Dicen que después de Velázquez se acabó la técnica...

Quería mostraros algo que suelen enseñar en los primeros meses de Bellas Artes: la mano de Velázquez. Lo que es la sencillez. Pintar no la realidad, si no lo que el observador quiere ver. Para situarnos en contexto, decir que en la época del autor (el cuadro se terminó en 1656) la pintura era mucho más pragmática que en la actualidad. No existía la fotografía, por lo que el sentido de la pintura era literalmente realizar una foto de la realidad. Aun faltaba mucho para la aparición del impresionismo y demás corrientes que se alejaron de la representación estricta de la realidad.

Y dentro de este contexto, nos encontramos con este maravilloso cuadro, “La Familia de Felipe IV”, vulgo de “Las Meninas”. Y dentro del cuadro, con la mano del pintor sevillano en su autorretrato. A primera vista no llama la atención. Si nos fijamos desde dos o tres metros de distancia, casi apreciamos músculos y tendones, nos parece de un detallismo obsesivo. Y da la sensación de movimiento, de estar empezando una nueva pincelada genial.

Si cambiamos de perspectiva y nos acercamos a unos pocos centímetros, todo cambia. Lo que eran unos dedos perfectamente perfilados se convierten en cuatro pinceladas bruscas y aceleradas, sin forma ninguna. Velázquez conocía perfectamente que vemos la realidad distorsionada por nuestra mente. Cuando imaginamos una mano, empleamos la idea platónica que tenemos interiorizada y vemos esa mano. Dentro del marco de una gran obra no es necesario detenerse en el detalle, porque éste ya lo pone el observador. Esos pigmentos repartidos por un lienzo imprimado se convierten en sentimiento y experiencia. Casi podemos ver el estado de ánimo de cada figura representada por el autor. Nuestra imaginación perfila la mano, le da forma y movimiento, a partir de la poca información presente en las pinceladas de Velazquez.

En una obra pictórica podemos constatarlo, pero no así en la realidad. Éste mismo proceso cognitivo lo empleamos continuamente en nuestra vida cotidiana, moldeando la vida real a nuestro antojo. No solo vemos la realidad reflejada en las sombras de una caverna, si no que además éstas pasan por el filtro del observador. Encasillamos los estímulos que recibimos dentro de nuestros corsés, creándonos una realidad ficticia. Así, no habrá dos observadores que compartan la misma verdad, y discutiremos incansablemente sobre las ideas platónicas, pero difícilmente sobre la realidad.

Y claro, así difícilmente llegaremos a estar nunca de acuerdo.

11 comentarios:

garib dijo...

Me ha gustado la analogía que has hecho, interesante, especialmente porque no sabía yo tanto de esta pintura. Y tiene un aire a lo de la influencia del observador en lo observado en la mecánica cuántica, ¿no?

Gracias por el enlace, tú ya tienes otro desde mi blog. Aunque no es "blogger en un cupo" sino en un "cubo". He estado a punto de pensar que lo habías hecho con alguna maldad oculta y tentado de enlazarte como "el manto al celo" o algo así como venganza...

Dardo dijo...

Amigo; esta entrada conecta con la anterior (la de las degradaciones). Lo digo por que sigues con la apasionante cuestión de lo epistemológico (en tu sugestivo discurso lo llamas el "filtro del observador").

Me vas a obligar a hacer una entrada; sobretodo centrada en la sociología del conocimiento (que sería más mi campo). Me vas a obligar a releer a Max Weber.

Hoy estoy un poco cansado. He entrado para saludarte y animarte; pero no me desatiendas a los pequeñajos y a la Sra. (que es la realidad real) por ésta (virtual).

Una lectora y crítica de primera calidad que me honra en mi primera entrada me indicó ayer que leyera un artículo publicado en El País del día 18-06-2007 de Salvador Paniker ("A propósito de un nuevo Humanismo"). Aboga precisamente por una "hibridación" entre Ciencias y Letras.

Saludos.

P.D.: Y no se te ocurra otra vez (en tu propio blog, en tu propia casa) disculparte por la longitud de tus comentarios como respuesta a los míos.

Maripuchi dijo...

Velázquez es el gran genio de la pintura.
Pero no estoy totalmente de acuerdo contigo en tus afirmaciones porque, efectivamente, cuando das dos pasos atrás, la mano se ve perfectamente.
Es, pues, una cuestión de perspectiva. (O hay que dar un paso atrás para que los árboles nos dejen ver el bosque... Es lo mismo).
Saludos.

Adivagar dijo...

Saludos Garib. Ya he corregido el enlace. No tenía ninguna maldad oculta, solo mi torpeza, porque ya no sé ni cuantas veces he corregido la lista... Aunque podría tener el sentido del cupo que habéis cubierto los rojos en mis enlaces. Sois muchos más que los de derechas... Pero encantado de teneros enlazados.

Con respecto a la entrada, en la anterior hago un comentario justamente sobre la influencia del observador en lo observado relacionado con la mecánica cuántica. Es un tema muy interesante al que espero tratar dedicar un post en breve. Hoy me refería más a esa influencia desde un punto de vista psicológico, cognitivo que físico.

Adivagar dijo...

Dardo, creo que profundizar en la epistemología es esencial en el discurso científico, pues es lo que sienta sus bases y nos hace aplicar el escepticismo. Por lo menos diría que se ha mostrado útil. Lo cierto es que no había pensado en esa relación entre las dos entradas.

Por cierto, estoy deseando leerte sobre la sociología del conocimiento. Otro tema que da para largas horas y que enlaza muy bien con "el filtro del observador", quizá desde un punto de vista más cultural que personal (se realmente se pudieran separar estos dos conceptos).

A pesar de todo no dejo de estar en la "realidad real", de hecho esta tarde tengo una reunión de lo más pragmática: una demostración de la Thermomix... Aprovecharé ese momento para leer el artículo de Salvador Paniker...

Adivagar dijo...

Maripuchi, estoy de acuerdo contigo con que Velázquez es el gran genio de la pintura. Hay otros, pero como él ninguno. Pero claro, eso es algo subjetivo, y para gustos hay colores.

Efectivamente, a eso iba yo, la perspectiva influye en lo que vemos, pero no me refiero únicamente a algo físico como la distancia, si no también a la perspectiva mental. Solo podemos ver con nuestros propios ojos, y con lo que nuestro cerebro interpreta que son esos estímulos. Podríamos decir que existe una realidad para cada observador, pero lo realmente cierto es que solo existe una realidad, todo lo demás son deformaciones de la misma.

Un saludo.

animalpolítico dijo...

Simplemente comentaré que haces un comentario muy brillante de la técnica pictórica del sevillano. Realmente elocuente.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Me encanta la referencia a las sombras de la caverna....

Hacía tiempo que no activaba esos nodos en mi cabeza. Este día a día tan prosaico todo lo destruye... o quizás sólo lo aletarga.

garib dijo...

Lo se, lo se, adivagar, pero precisamente me ha gustado que recogieras esa analogía con la filosofía que rodea a la física cuántica aplicada a una influencia como comentas cognitiva, y además a partir de la pintura.

Curiosamente, dardo, lo epistemológico está muy presente en la disciplina científica en la que yo trabajo en la universidad dentro del área de la computación: la inteligencia artificial. Posiblemente es el área más multidisciplinar que se pueda encontrar en temas informáticos: epistemología, lógica, matemática, computación, lingüística, estadística, psicología cognitiva, filosofía en general, todo acaba colándose.

Adivagar dijo...

Anónimo, esa rutina diaria nos aliena y nos arrastra... Es cierto, a todos. Y escribir un blog es una buena salida para la reflexión que todos llevamos dentro. Activas muchos nodos cerebrales oxidados, y creas muchos otros...

Adivagar dijo...

Garib, envidio tu trabajo. Yo estuve una temporada relacionado con el tema, aunque de refilón, con trabajos sobre lógica, lenguaje y computación. Traducción automática, vamos. Es un tema que me atrae mucho, simular los procesos cognitivos que forman una inteligencia. Pero me temo que aun estamos en pañales...

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