"Tras cada hombre viviente se encuentran treinta fantasmas, pues tal es la proporción numérica con que los muertos superan a los vivos. Desde el alba de los tiempos, aproximadamente cien mil millones de seres humanos han transitado por el planeta Tierra. Y es en verdad un número interesante, pues por curiosa coincidencia hay aproximadamente cien mil millones de estrellas en nuestro universo local, la Vía Láctea. Así, por cada hombre que jamás ha vivido, luce una estrella en ese Universo." Arthur C. Clarke

miércoles, 25 de julio de 2007

Espacio profundo

Comprendo que es difícil de entender, pero la primera vez que vi esta fotografía se me puso la piel de gallina. Se trata de una foto tomada por el telescopio espacial Hubble el 15 de Enero de 1996. Realmente la foto se obtuvo apuntando a una pequeña región de la bóveda celeste durante 12 días, ya que la luz que nos llega de estas lejanísimas galaxias es extremadamente débil. Quien no se estremezca al contemplar esta foto es que no comprende todo lo que está viendo.

Lo que estamos viendo es un racimo de antiquísimas galaxias, formadas poco después del inicio del universo. Estamos viendo un grupo de galaxias tal y como eran hace unos 13.000.000.000 años (¡trece mil millones de años!) Muchas de ellas presentan un característico color rojo debido al efecto doppler, debido a que se están alejando de nosotros a una velocidad considerable. Son, cada una de ellas, galaxias, universos isla, que jamás podremos conocer, ni en toda la historia futura de la humanidad, lleguemos a donde lleguemos. Nunca jamás estarán tampoco tan cerca de nosotros como en este mismo instante. Esos puntitos de luz están compuestos, cada uno de ellos, por miles de millones de estrellas como nuestro sol. No las que vemos ahora, que están ya todas muertas, sino sus hijas, ya ricas en elementos pesados. Cada uno de esos puntitos de luz roja es toda una Vía Láctea, un inmenso e inabarcable océano de planetas, de estrellas, de gigantes gaseosos y planetas rocosos como el nuestro. Cada uno de esos puntitos encierra historias asombrosas.

Hoy sabemos que la probabilidad de que exista vida en cada rincón del universo es extremadamente alta. Se diría que la vida es un imperativo de las leyes físicas. Si esta visión es correcta, esta foto rebosa vida. Cada uno de sus puntitos encierra infinidad de historias cotidianas, de naturalezas extrañas, de ecosistemas inimaginables por nosotros, y que nunca jamás conoceremos. Encierra infinidad de conciencias, quizá parecidas a la nuestra. Encierra extraños animales, civilizaciones, guerras, luchas por la supervivencia. Encierra sentimientos, amistades, historias inconfesables, duras, amables, grandes dramas y enormes felicidades. Quizá, posiblemente, alguna de ellas encierre progresos técnicos inimaginables, quizá existan en esa foto grandes civilizaciones que lograron trascender de sus pequeños planetas para conquistar toda una galaxia, y siguen siendo absolutamente invisibles para nosotros, y nosotros para ellos. Para ellos toda nuestra inmensa galaxia será un debilísimo puntito rojizo perdido en la infinidad del espacio, allá por los albores del tiempo.

Éstos, nuestros hermanos en el universo, formados por el mismo barro que nos da forma a nosotros, a nuestras mentes, ignoran, y así lo harán por siempre, la existencia de esta pequeña motita de polvo llamada tierra por unos pocos de sus insignificantes habitantes. Si cada uno de los seres humanos esconde infinidad de historias, de sentimientos, si cada persona que alguna vez ha pisado esta tierra se ha llevado consigo unas vivencias que jamás recuperaremos, que se olvidarán por siempre en la inmensidad del universo y la eternidad del tiempo, ¡qué no esconderán cada uno de estos pequeños y debilísimos puntitos de luz roja!

2 comentarios:

Scout Finch dijo...

Esta es una de esas imágenes que nos hacen sentir pequeñitos e insignificantes, que nos ponen en nuestro sitio, que hacen que las pequeñas preocupaciones cotidianas no tengan sentido.

A mí lo que más me alucina es que esas galaxias ya no son así, ya no existen. Estamos mirando el pasado, un pasado muy muy lejano.

Impresionante.

Adivagar dijo...

Sí, eso es sorprendente. Hasta nuestro sol lo vemos como era hace ocho minutos. No es mucho tiempo, pero también nos llega con retraso. Podría haber muerto y no nos entereríamos hasta unos minutos después.

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