Las dos caras de la Luna
¿Nunca os habéis preguntado porqué la Luna siempre nos enseña la misma cara? Pues voy a intentar explicarlo de una forma sencilla. La primera respuesta es fácil: porque tiene exactamente la misma velocidad de rotación que de traslación, tarda el mismo tiempo en dar una vuelta alrededor de la Tierra que en dar un giro sobre si misma. Pero, ¿porqué es esto así? ¿Es una simple casualidad? ¿Pasa con otros cuerpos celestes?
El causante principal son las mareas. Las fuerzas de marea. La Luna es una masa enorme y cercana a la tierra, por lo que su gravedad nos atrae, aunque de una forma mucho más débil que la de la tierra, evidentemente. La fuerza gravitatoria de la Luna, como todos sabéis, atrae también al agua de la Tierra, provocando, junto con la rotación terrestre, la aparición de las mareas. El agua que se encuentra justo bajo la Luna es atraída por su gravedad, aumentando su nivel. Lo mismo sucede con los mares que están justo en el punto contrario de la Tierra, como sucede si cogemos una pelota de tenis y apretamos fuerte con las manos a su alrededor. El movimiento de rotación de la tierra hace el resto, haciendo que las mareas se vayan desplazando alrededor de la tierra a un ritmo de dos mareas por día, aproximadamente.
Pero desplazar toda esa inmensa masa de agua no es gratis. La energía necesaria es enorme. Además hay consumos también gigantescos debidos al rozamiento de estas masas de agua en sus movimientos de marea. La energía necesaria para mover todos los océanos de la Tierra dos veces al día sale del fenómeno que los provoca, el movimiento de rotación terrestre. Y no solo los océanos sufren los efectos de las mareas, también los continentes sufren estas fuerzas y se elevan ligerísimamente al ritmo del paso de la Luna.
Todas estas fuerzas de marea se obtienen, como ya he comentado, del movimiento de rotación de la Tierra, reduciéndolo a un ritmo lento, un segundo cada mil años. Es decir, hoy los días duran dos segundos más que durante el Imperio Romano, por poner un ejemplo.
Y exactamente lo mismo ocurría con la Luna, con la diferencia de que la fuerza de atracción de la Tierra sobre la Luna es mucho mayor que la de la Luna sobre la Tierra. Además, la poca masa de la Luna hace que tenga una energía de rotación mucho menor. En principio, hace miles de millones de años, la Luna no mostraba siempre la misma cara, ya que daba una vuelta sobre si misma cada 4 horas, en lugar de las 24 horas actuales. Iba girando, mostrando a la Tierra una cara diferente a cada instante, provocando en su superficie los mismos efectos de marea que se dan en la Tierra, pero mucho más fuertes. Este movimiento, al igual que en nuestro planeta, fue reduciendo lentamente su giro, hasta llegar a un punto en el que nuestro satélite empezó a mostrarnos siempre la misma cara. Una vez llegado a este punto, ya no había una marea desplazándose por la superficie lunar, por lo que no había gasto energético, quedando la Luna permanentemente en esa posición de equilibrio. La Luna continuará mostrándonos la misma cara indefinidamente, lo cual, como veis, no es ninguna coincidencia, sino consecuencia inevitable de la gravitación y del rozamiento. Y exactamente lo mismo sucede con infinidad de satélites y planetas extrasolares.
De todos modos, nada es eterno, y esa familiar cara también terminaremos perdiéndola. La Luna se está alejando de la Tierra, se escapa de ella, a un ritmo de 38mm por año. Ahora está a 384.000Km, pero hace unos miles de millones de años estaba a 21.000Km, más cerca que los satélites geoestacionarios. Debía ser un espectáculo inmenso, una Luna candente, rojiza, ocupando una cuarta parte de la bóveda celeste. Pero la Luna se alejó, se aleja, y se seguirá alejando. Tarde o temprano abandonará nuestro planeta dejándonos solos en la inmensidad del espacio.
7 comentarios:
Dice el dicho, "Nunca te acostaras sin saber una cosa mas".
Impresionante relato y explicación, no tenia constancia de estos hechos, y mucho menos de que la Luna nos dejara.
Saludos...
Por cierto, ¿sabéis cuál era el argumento de Galileo Galilei para demostrar su teoría de que la tierra giraba alrededor del Sol?
Pues las mareas.
Es cierto, investigad donde queráis. Según él, las mareas demostraban el movimiento de traslación y rotación de la tierra. Era algo así como que debido al movimiento de rotación y al de traslación, se producía en este planeta una especie de zarandeo que provocaba, a su vez, el movimiento de masas de agua de un lado a otro.
Como no tenía una explicación científica de su hipótesis (aunque el no la trataba como una hipótesis y la enseñaba y la discutía como si fuese la verdad más demostrada de su tiempo)se empeñaba en que la demostración estaba en las mareas. Era verdaderamente un cabezota.
Eran los curas que elaboraron los informes relativos a este asunto los que decían que era imposible, que estaba claro que las mareas estaban producidas por el movimiento de la luna y no esa barbaridad. Estos sacerdotes eran verdaderos científicos, claro que no concuerda para nada con la idea que tenemos hoy en día de ellos, como si estuviesen metidos en una caverna y sumergidos en la superstición. En fin, abramos los ojos y veamos las intenciones tras las acciones.
Pues sí, nos va dejando poco a poco. Pero bueno, no lo veremos, pues seguirá acompañándonos unos cuantos miles de millones de años. Antes de que se aleje la temperatura en la Tierra alcanzará los 100ºC, así que pocos quedarán para echarla de menos...
Un saludo, gazulin
Nonpraevalebunt, no conocía la historia que nos has contado sobre Galileo. Desde luego hasta los genios se equivocan... De todos modos, en esa época muchas investigaciones científicas corrían a cargo de órdenes religiosas, que realizaron muchos descubrimientos importantes, aun causándoles importantes problemas con Roma. Muchos monasterios eran auténticos templos del saber, cosa que nunca se ha reconocido, solo se recuerdan los errores.
Un saludo.
Estoy de acuerdo pero Roma no se oponía por sistema a los avances científicos.
Galileo tuvo el respaldo de importantes cardenales, entre los que se encontraba el futuro Urbano VIII, así como los mejores astrónomos jesuítas.
El Papa Pablo V recibe en audiencia privada a Galileo y los jesuítas -vanguardia intelectual de la Iglesia- le hicieron los honores del Colegio de Roma con ceremonias que duraron un día entero.
El verdadero ataque le vino por los artistotélicos de las universidades, sin contar a Lutero que,sin más, le dedica decididos insultos.
Y si no que se lo pregunten a Mendel, ¿no adivagar?
Efectivamente. O a Copérnico sin ir más lejos.
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