La fila familiar (II)
Hace tiempo iniciamos un fascinante viaje a través de nuestra propia ascendencia. Una fila en la que el primero soy yo, detrás está mi padre, luego mi abuelo, mi bisabuelo, y así indefinidamente. Separados cada uno medio metro del anterior. Una fila familiar, sangre de mi sangre, mis propios genes a lo largo del tiempo. Iniciamos ese viaje en la Puerta del Sol de Madrid, y nos quedamos en Zaragoza con un ascendente directo mío con aspecto algo similar a un chimpancé, el Sahelanthropus tchadensis (estos paleontólogos...). De hecho sus hijos dieron lugar, con el tiempo, a dos especies diferentes (entre otras), el chimpancé y el ser humano.
Continuamos alejándonos, pero ahora los cambios son terriblemente lentos. Y a nuestros ascendentes los vemos enormemente difusos. No tenemos claro cómo son. Pero hace tiempo que han dejado de ser bípedos y, por supuesto, homínidos. Nos encontramos con una enorme fila de primates que sobrepasa Barcelona, atraviesa la frontera francesa y llega hasta Paris. Poco podemos distinguir de ellos más que identificarlos como monos. Apenas poseen ya ningún rasgo físico que recuerde a un ser humano, a pesar de ser nuestros ascendentes directos.
En nuestro viaje a París estos familiares nuestros han disminuido bastante de tamaño, no llegando al metro de altura. Son pequeños monos de aspecto similar a los que vemos en las jaulas de los zoos. Nos resulta llamativo también que al poco de pasar la capital francesa, el paisaje se llena de dinosaurios. No debían tener una vida fácil mis antepasados. A partir de aquí la fila ya se vuelve muy oscura y poco sabemos de ella. Lo que podemos asegurar es que continua y continua, generación tras generación, hasta llegar a Moscú. Y aquí lo que nos encontramos ya poco tiene que ver con nosotros. Una especie de pequeña comadreja con ciertas características reptilianas, como la ausencia de pelo. Pero nos equivocamos. Ya lo creo que tiene que ver con nosotros. Esa comadreja tuvo crías, y éstas nuevas crías, continuando la cadena hasta llegar a mí. Somos descendentes directos de esa comadreja. Todos, Bush y Bin Laden, judíos y palestinos.
Y ya sí que nos sumergimos un una oscuridad del conocimiento que no podemos atravesar. Esa fila continua, hasta llegar al pacífico después de atravesar toda Asia. Y allí nos encontramos a una especie de reptil, antecesor común de todos los reptiles, todas las aves y todos los mamíferos, incluidos todos nosotros. Y llegados al pacífico... ¡al agua! Nos vamos acercando ya a una explosión de vida que se produjo en la tierra hace unos 500 millones de años, pero esa historia la dejaremos ya para la tercera entrega de la fila familiar.
ACTUALIZACIÓN: La fila familiar (III), el final del viaje...
6 comentarios:
Un buen viaje hacia el pasado. Es un enfoque del presenta hacia el pasado muy original...D
Desde luego que nuestro antepasados no le tenían "fácil" que digamos.
Saludos.
Mi amigo Ward Cauldfield,librero y anticuario instalado en Roma,me regaló las pasadas navidades,una edición de "El origen de las Especies" de 1950 con dibujos de Thornill.
Cuando lo hojeo,no puedo evitar recordar la frase de Kubrick sobre la evolución;"Cada dia que pasa estamos más cerca de volver al punto de partida".
Desolador,pero cierto.
Yo de ésto me enteré viendo érase una vez el hombre hace muuuuuuuuuucho tiempo jaja
Ahora es cierto, compartimos un 80% de ADN con las ratas actuales.
O sea, que si alguien me dice que soy un descendiente de una comadreja calva con rasgos reptilianos, ¿no me lo tomo como un insulto? Esto se dice antes ... : ).
Es bastante impresionante... lo de la comadreja, digo...
Efectivamente, mejor no tomárnoslo como un insulto. Somos descendientes directos de esa comadreja...
Y todavía quedan un par de entradas para terminar el camino, que solo hemos recorrido el 10% de nuestra historia.
Gutiforever, ese sí que es un gran regalo! Por cierto, pensaba que esa cita era de Sagan. Pero bueno, al fin y al cabo tenían mucho en común. Los dos descienden de una comadreja.
Un saludo a todos!
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